jueves, diciembre 20

Nubecita

Vení, vos, nubecita para mí, haceme siempre sombra, lloveme, caeme piedra. Vení, corré a través del horizonte como luna de ruta, viajá conmigo, volame el paraguas, el pelo, lagrimeame los ojos, limpiame la mirada, acompañame, mirame comer.

Bebo de tu agua, bailo bajo tu lluvia, le canto a mi resbalón, soy la sonrisa que te causo.

Volá bajo nubecita, para que te pueda ver, camina cerquita, vos sabés. Yo no te amarro, ni correa, ni collar, menos mucho menos un bozal, vos no mordés y si mordés, dientes del algodón, risa de niños, eco de arroyo, sonajero. Esperame, llovete ahí sobre ese árbol que yo ya vengo. Voy a comprar esas cosas con las que se hacen las tormentas, vamos a tronar vos y yo. Primero hacemos el rayo, después el clarón en el cielo, y después, tronar lo más fuerte que podamos. Vamos hacer noche este día de sopa, de vapor, apunante, de eterno sol enojado y sin ozono.

Baja el agua por tus piernas, nube dulce, aprendí a amar tu gris después que me dejaste, desierto, alma de arena y espejismos.

Tus ojos cerrados, todas tus formas, nube de nubes redondas grandes, naturales. Tu silencio me hace falta como la aguja al dedal, dame tus besos puntadas, coseme la boca, la mente, todos mis ruidos, las gotas sobre la chapa tapan tus gemidos, dejame entrar, entrar. Cuerpo neblinoso, ojos de cristal, corazón frío, agua nieve, mano abierta que deja volarse la mariposa voluntad.

Vení, volvé, esperame sentadita en las escaleras, caminá detrás de mí, yo abro la puerta, el vino, vamos a la cama, hacer un chaparrón, arriba del colchón, con agua y con jabón.


Bueno 2

Las copas limpias vacías a la sombra del armario. La última botella de Valmont, cerrada, su corcho, su rojo, sus promesas de ablandar armaduras.

Ventiluces.

Un domingo nublado en cada rodilla, ropa sucia con jabón en un balde y que se lave sola, una puerta que se cierra un ruido que se ríe.

Delantales.

Dos, tres almohadas en tu lugar de la cama, no tenés velador, no me hace falta, llego a la luz, ves.

Cortinas.

Buscar lombrices, frasco, tierra, pescar el río, tenerte entre mis manos de nene, tener tu libertad escurridiza y salvaje, sacudiéndose entre mis dedos, dejarte ir, dejarte ir, soltarte, darte la libertad que ya tenías, elegir devolvértela, andá nadá, date cuenta.

Sauces.

Nuevas sábanas ásperas, crece la ropa sucia, las plantas, los enojos, se agarran los olvidos y los recuerdos como perros rabiosos, me mira el gato de la vecina, se llama Ámbar, ve algo en mí que yo no veo.

Salchichita.

Un solo cepillo de dientes, un hombrecito negro haciendo equilibrio en el lavatorio torcido, un mapa del subte en la puerta del baño, jabón de coco.

Sueños.

Cuesta dormirse, cuesta despertarse, cuesta olvidarse, acordarse, listita entonces: cera para el piso, arreglar el enchufe, regalos navidad, terminar el documental, llamar mamá, ir al lavadero, comprar bermudas… (hola, vine a comprar las Bermudas, si, como le va, acá están, son suyas, cuidado con el triángulo lo único) concentrarme, no desvariar, olvidarla.












Radiohead - All I Want

miércoles, diciembre 19

Bueno



Cuando camino mis pies mecanizan el movimiento para que mi mente pueda ocuparse de otra cosa, vos dejame a mí. Los brazos van al costado del cuerpo y les hacen burla. En mi cuarto tengo un día escondido, una noche venís, abrís el placard y amanece. Me gusta acariciarme los ojos con tu boca y que me soples la cara o me la sople el viento o la ducha. Tengo talones fuertes como piedras que gastan todas zapatillas, querrán raíces, querrán buscarte, querrán plantarse y decir basta, yo de aquí no me muevo hasta que no me des una buena razón para seguir. Yo he pensado eso también pero no soy tan fuerte, y seguir es como un mecanismo, vos dejame a mí, para que puedas pensar en otra cosa: Estás vivo, deberías hacer algo. El perro me mira y me sonríe, yo le acaricio la cabeza y se viene contento, caminado a los saltitos, olfateando, compañero. En seguida se da cuenta de lo que a vos te llevó casi siete años y otras tantas derrotas, mirarte al espejo, preguntar por qué cabeza al cielo, arrepentimiento. Creemos en las cosas que existen y por eso existen, funcionará igual con las no cosas? Por ejemplo este ardor que tu ausencia me causa, el mismo que me causaba tu presencia, y ese fueguito ese gran calor, falta la lluvia, lago vacío, peces que se ahogan en su salsa. Me gané una motito en un sorteo, hace 100 Km. con un litro de nafta, mucho aire en la cara para una noche de verano, no será tu soplido pero da paz igual.

Da paz igual.









Dj Pau Candi Remix - Bjork & Modeselektor - Scatterheart


miércoles, diciembre 12

Emilse y la falta de mar


a miEmi


¿Por qué nacer mediterránea a una mujer de espuma?

¿Por qué rodear de ciudad, familia, costumbre, a una mujer que deja huellas de arena y luego levanta el viento que las borra?

En la falta de mar se desconoce, Emilse. Deja sus manos en la tierra que las cubre de espanto. No es peor lo que hizo que lo aún no hecho.

Permanecer, transcurrir, no honrar la vida, Eladia, Emilse, a los nombres se los lleva la corriente de lo que somos cada día. No se que ponerme, cada día. Aquel que huye del sufrimiento, más sufre.

El mar tiene superficie para la suciedad, profundidad para la verdad, distancia para el olvido, permanencia para aprender, y se repite ola tras ola porque nos cuesta.

Oceánica Emilse, mira con ojos siempre abiertos, pez fuera del agua. A su boca, refugio de almas deshabitadas, le quedan sus besos, sus besos la evidencian. Y aunque polarice su caída en el frío demencial del hielo eterno, es Antillas, Azores, Canarias… ese azul verde esmeralda, esa clara transparencia, buceable fondo inalcanzable y maravilla. Esa luz coral, canto de piedras y embestidas. Selvas de agua salada, caminar como cangrejo, y sol de final de día.



Una mujer de mar siempre se va, siempre vuelve.


Bobby Hebb - Sunny.
Bobby Hebb - Sunny

miércoles, noviembre 28

Nadia, Natura y La Máquina

A nadi


Nadia rasca con la uña en la madera las alas que le faltan para volarse, pies la atan a este mundo de domingos impertérritos, jardines descuidados, peces muertos en la orilla de la respuesta del mar, que no será dios, pero se mueve de la misma manera.
Nadia, luces de barcos en el horizonte, piel de plegaria, se corta los malos pensamientos para ver si se escapan como manos, pero no, se quedan allí, abrazados a si mismos.

Adentro algo que no es el corazón late.

Natura y La Máquina ejercen su poder y dominio en esta criatura dócil, frágil pero de grandes vientos. Cientos de árboles y montañas creció Natura desde sus tobillos hasta el comienzo del cuello, ya pobló La Maquina su espalda salvaje y su vientre impenetrable, de cimientos donde alzar muros divisorios. Controladas sus tormentas huracanadas, queda tan solo una niña de mujer, que caminará por donde todos caminan.

Pero adentro algo amontona distancia.

Entonces Nadi, sopla suavemente en las hendijas de lo permitido y su aliento de tibia rebeldía, de brisa de Marzo, parte al mundo en dos, imperceptiblemente. Y de la fuerza que la tierra hace para mantenerse unida, crea la niña en su profundidad, las palabras que besarán cada mañana los hombres y mujeres nuevos, dejando para siempre de olvidarse de ser la pureza de los niños que eran. Natura no impone y La Maquina no funciona.

Entonces adentro es afuera, y Nadia habla con su hombre, amigo, ángel, y gana estas palabras que él pierde sin cuidado, como el viento que para ser, pierde el aire que lo hace.





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Björk & Modeselektor - Hidden Place (Dj Pau Candi Remix)

lunes, noviembre 5

Mara No



Vos agarrás y le decís no a Mara, y Mara no. No brilla, no cantan los pájaros sin su brillo, no amanece. Días de bruma sin viento, los barcos se chocan en el puerto.

-. ¡No Mara, eso no se toca! .-

Y eso no es tocado, por nadie más nunca, y muere de falta de tacto, se hace un hueco de adentro hacia fuera y se cae dentro de sí, de no.

-. ¡Mara, ya te dije que no! .-

Que no, te dije, y Mara no, no dice. Los ojos secos sin pestañear, las preguntas sin respuestas, los suspiros, los fastidios. La Niña Toro no, no corre, no camina, no va detrás del rojo, no hay rojos, todos los grises, la voz que no sale de adentro, los cuernos limados, los cascos gastados, los músculos dormidos, ni la cosquilla, ni la sonrisa, ni el reflejo, la mosca en la cara mira con sus miles de ojos la inmovilidad de la vida que no, la niña que no, Mara no.

-. ¡Mara, es no y basta! .-

No y basta, y no basta. Ella se toma las manitos y junta los pies, uno pisando el otro, se le frunce la pera, le tiembla, se le cae del árbol, se cae el árbol, todos los árboles, los bosques, no hay quien agarre los ríos en la crecida, la inundación, después el desierto, pájaros durmiendo en el suelo, peces atascados en el barro, la tierra herida, la vida no.

-. ¡No Mara, y no es no! .-

No es no y el hambre ya no se queja, el corazón se niega a latir, no es bobo. La oscuridad y la fiebre, los sueños donde la gente grita, los monstruos persiguen, la muerte despierta. Levantá el brazo Marita, para que te ponga el termómetro, decile hola al doctor ¿Qué tiene doctor? Que no.

-. ¡Porque no y se acabó! .-

¿Por qué? Porque no. Porque no y se acabó, se acabó. Y se acaba, palidez, ausencia, ambulancia, internación, suero, dios mío. Pulmones de papel crep, palabras que se traban al salir, o que no salen. Silencio, hospital, olor a vida remendada, desinfectada, pasillos que esperan, horarios de visita y un cuadrito de enfermera con un dedo en la boca diciendo no. Y Mara no.
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Música: Jamie T – Calm Down Dearest

jueves, septiembre 27

Mara quema



Cruzan la plaza, la pequeña Mara y sus dos padres. Ella va feliz, colgada de la mano derecha de su padre, que tiene un gesto austero, preocupado. Que hace algún tiempo permanece en un estado de alerta continuo y en la oficina no necesita explicarse, cuando suena el teléfono, el atiende, sus compañeros lo miran esperando la palabra que todo lo explica: ¡Mara! Y sale corriendo.
Mara, tironea de las manos de sus padres, quiere hacer la “hamaquita”, la madre rezonga cansada, abatida. Hace tiempo que se ha instalado en ella ese cansancio como de años, esa falta de carácter, esa sensación de “para que” de “es en vano”, de “no aguanto más”. Es que los padres de Mara hubieran querido que la niña fuese normal, como cualquier otro niño, y Mara, es espectacularmente lo contrario. Es todo aquello que alguna vez esperamos todos los que esperamos que pasara alguna cosa extraordinaria, alguna vez.
La niña va subiendo a saltitos las escaleras del consultorio del Doctor Urrusbeitía, especialista. La madre la mira con tristeza, cansancio de nuevo, y un poco de amor también, es la madre. El padre mira a la madre, recuerda a la mujer hermosa de la que se enamoró, golpea la puerta del consultorio, la abre al oír el “pasen”, y vuelve a olvidarse.
Mientras los padres le cuentan al Doctor Urrusbeitía, especialista, las ultimas ocurrencias, las ultimas catástrofes, los últimos desastres naturales, los últimos accidentes maliciosamente planeados, de la pequeña Mara, ella da saltitos benignos por todo el consultorio, hasta que ve un busto de Sigmour Freud, deja de saltar y lo mira desafiante.

-. … y de la nada, o sea, yo me di vuelta porque sentí el olor a quemado, y el mantel estaba prendido fuego, después se prendieron las cortinas… .-
-. Yo creo que fue por el puré… .-
-. ¿El puré? .-
-. Sí, porque me parece que el puré estaba muy caliente y entonces él cree que se quemó la lengua con el puré y por eso se enojó… pero a mí me parece que no estaba tan caliente, yo siempre lo pruebo antes, es que a ella no le gusta la comida que nos indicó el Doctor Magliano… .-
-. mmm… Entiendo .-
-. Por suerte yo llegaba en ese momento y pude apagar todo con el matafuegos del auto… pero la cocina quedó toda negra, ahora los pintores están… .-

Entonces el Doctor Urruspeitía, especialista, sonrisa soberbia, aires de suficiencia, corre la silla giratoria en dirección a la niña.

-. A ver ¿Cómo una niña tan buena y bonita incendió la casa?

Entonces Mara se apura a mostrar con un gesto veloz que sus padres no logran evitar. Apoya su manito sobre la mano grande y especialista del Doctor Urruspeitía, que deja abruptamente de sonreír, y aparta su mano como quien la aparta del agua hirviendo, del cuerpo de la mujer de otro, de dios, del fuego. Frunce el seño, se mira donde arde, los deditos de la nena marcados en la piel enrojecida, traga saliva, no comprende, mira a los padres buscando una explicación que sufren no tener. Él se toma la cabeza, ella cierra los ojos derrotada. Algunos niños, en el jardín de infantes, se pintan las manos y dejan sus marcas en una cartulina pegada en la pared. Otros en cambio…


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Música: Kanye West, Pharrell, Tom Yorke – Us Placers.

lunes, septiembre 24

Maraparecedesaparece



Otra vez la enfermedad postra en la cama a la pequeña Mara y sus deseos de volar como un pájaro, como un barrilete, como una bolsa de nylon, como una hoja de otoño, como un bicho borracho de polen, como una flor de diente de león, basta.
Mara recorre con su mirada su habitación, quiere ver si todo es lo que es o si es además otra cosa, y que cosa, y si hay algo más que cosas. Descubre claro, el vacío. Entre ella y las cosas, la nada, el aire. La invisibilidad del aire, lo tanto que se parece a la nada siendo algo. Mara se maravilla, pero cansa maravillarse, y tose, y la tos le raspa por dentro como garras de animal enfermo. Mara siente a su madre que sube las escaleras con su almuerzo, su inaceptable y desabrido almuerzo, que ni siquiera olor tiene. Entonces la niña hace fuerza y le desaparece una mano, hace más fuerza y le desaparecen los pies. Fuuuuuuu… suelta el aire, se prepara, sentadita en la cama, cierra los ojos, aspira suave y largamente, se llena de ese aire que parece nada, y se le parece, hace toda la fuerza que puede, y desaparece.
La madre entra al cuarto con la bandeja, mira desconcertada para todos lados.

-. ¿Mara? Maritaaaaa .-
Cierra la puerta del evidente cuarto vacío y sale llamando a su hija.
-. ¡Maritaaaaaa! .-
En la casa todos empiezan a buscarla. Se escucha que gritan su nombre, que abren y cierran puertas, que dicen “¡Ay esta nena!”, que bajan al sótano, que hasta salen a buscarla afuera.
Mara suelta el aire tapándose la boca para que no escuchen su tos.
Aparece.
Aspira como ahogado que saca la cabeza fuera del agua.

Sonríe.





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Música: Fourtet - Twenty Three.

domingo, septiembre 9

Mara nada


Domingo. Las visitas, la familia:

-. Holaaaaa .-

-. ¡Hola, llegaron! ¿Y eso? ¿Qué trajeron?

-. ¡Empanadas! .-

-. Pero che, si yo estoy cocinando, pasen, pasen .-

-. ¿Y Marita? .-

-. Ahí está en el patio .-

-. ¿Y qué hace? .-

-. Nada .-

La pequeña Mara está parada sola, muy derechita, lleva puesto un vestidito verde inglés y zapatitos de charol negros, mira estupefacta el único árbol del jardín. Una oruga verde inglés, de ojos negros, brillantes como el charol, muerde una hoja, y el ínfimo sonido retumba en los oídos de la niña. Las hojas del árbol se mueven al compás eterno del silencio, y ese ritmo es un idioma, y dice cosas sin verbo, sin traducción, sin verde inclusive. Late en el interior del tronco esa vida lenta y sabia como el tiempo, y la niña puede sentir la sonrisa, el movimiento mínimo de las raíces, haciéndole cosquillas a la tierra, que les niega el agua. El sonido grave y hundido de las piedras, con las que se ríe feliz la tierra, jugando a las escondidas, ayudando a las malas hierbas. El inmedible temblor de miles de pasos de miles de hormigas, que salen a pensar mientras caminan. Todo lo oye la niña, todo resuena en su alma, vacía como el universo, infinita. Un picaflor, incapaz de detenerse, se acerca a Mara, vuela en el mismo lugar, admirando a la niña que lo admira. Sus alas invisibles por la velocidad del aleteo, zumban como un insecto ebrio. Sus diminutos ojos confían, no puede hacerle daño lo que no se mueve. Mara feliz como el árbol, espera el milagro.

-. ¿Y no se aburre ahí solita sin hacer nada? .-



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Música: René Aubry – Fil De Verre.

viernes, agosto 31

Mara y el nombre de todas las cosas




La pequeña Mara señala con su dedito y pregunta:

-. ¿Eto? .-

-. Esto es un tenedor, te-ne-dor .-

-. ¿Eto? .-

-. Es un tenedor Marita, tenedor .-

-. ¿Eto? .-

-. Ay… tenedor, te-ne-dor .-

-. ¿Eto? .-

-. Esto es una mesa .-

-. ¿Eto? .-

-. Mesa, me-sa .-

-. ¿Eto? .-

-. Es la mesa Mara, me-sa, me-sa… .-

-. ¿Eto? .-

-. Teléfono, esto es un teléfono .-

-. ¿Eto? .-

-. Te-le-fo-no ¿Ves? Es para hablar, teléfono, se usa así ¿Ves? .-

-. ¿Eto? .-

-. ¡Ay esta nena por Dios! .-




A Mara le cuesta aceptar que las cosas sean solo lo que son.


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Música: Sean Kingston – Beautiful Girl.

sábado, agosto 25

Mara mata



Mara camina con desgano a la escuela, donde le enseñan que las cosas son cosas, que los números son números. Donde hay que pararse todos juntos, y todos juntos sentarse, y que la letra “a” se pronuncia aaaa y todos abren la boca como idiotas. Mara camina con desgano a la escuela. Pisa sin querer una hormiga. Se aterroriza, levanta el pie y la ve. La hormiguita se retuerce un poco y muere. Mara ha matado. Se queda paralizada, perpleja, atónita, muda. Un extraño viento salta de árbol en árbol, algo ríe con malicia entre las sombras. La niña se consuela: -. Fue un accidente .-
Camina mirando el suelo repitiéndose: -. Fue un accidente .-
En el recreo se queda parada frente al patio y se repite: -. Fue un accidente .-
En el aula, sentada en su pupitre, la mirada perdida en la ventana de sol, en voz apenas perceptible: -. Fue un accidente .-
El padre de Mara la busca a la salida de clases, con su sonrisa apurada y habla de cosas que ni él escucha. Mara sentada en el asiento de atrás, en silencio, se dice en su cabecita: -. Fue un accidente .-
Durante la cena, mientras se lava los dientes, como respuesta a cualquier pregunta, mientras se pone el pijama y calienta la cama moviendo las piernitas, Mara, insiste: -. Fue un accidente .-
Pero de todos modos llora.
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Música: The Shins - New Slang.

miércoles, agosto 22

Maramoto




La pequeña Mara conoce el mar, el veintinueve de algo de mil novecientos algo, no se acuerda bien. Sus padres la llevan a la playa y ella se detiene azorada al ver la inmensidad oceánica. El agua avanza y ella retrocede, el agua retrocede y ella avanza. Después, cuando se acostumbra, comienza a construir un castillo de arena, como todos los niños. Pero no como todos los niños se divierte. Su castillo tiene rey y reina, príncipes, bufones, una gran corte, sacerdotes, ejército y desigualdades. Mara sonríe viendo al pueblo organizar la revuelta y avanzar decidido contra su castillo recién construído. Ayuda con su dedito a derrumbar las torres donde los arqueros disparan contra la plebe desarmada y furiosa, destruye con su pie los murallones que separan a la pequeña casta lujuriosa de la muchedumbre hambrienta y enardecida. De repente sube la marea y el agua espumosa acaba con la diminuta revolución. La Niña Toro frunce el seño, clava con fuerza sus brazos en la arena mojada. Un temblor sacude levemente la playa, algunos pierden el equilibrio, algunos miran sin entender. Es tarde, oscurece, el cielo se llena de nubes marrones y gordas. Los padres de Mara la toman de las manos y sacudiéndole la arena la llevan a casa.
Al otro día desayunan los tres en el balcón del departamento. El padre lee sorprendido y en voz alta una noticia del diario:
-. Un maremoto arrasó ayer las costas de España y Francia, hay una cantidad no identificada de heridos y cuantiosos daños materiales .-

Mara intenta disimular, muerde una tostada y en estampida los pájaros levantan vuelo.





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Música: Rage Against The Machine - Calm Like a Bomb.


sábado, agosto 18

Mara desconfía




La Niña Toro está sentada en una silla en medio de su habitación. Atenta, pasa lentamente la mirada por todas las cosas. Desconfía.
Las cosas son lo que son pero además son otra cosa. Las cortinas cobran vida con el viento y le tocan la cara con aterradora suavidad, pero al cerrar la ventana, a veces siguen moviéndose. Los cordones de las zapatillas siempre quedan en posición de señalar algo, y si se sigue el camino lo que se encuentra es una combinación de cosas tratando de comunicarse, lo que es asustador, porque las cosas son cosas, no deberían intentar comunicarse. La ropa sucia parece una persona sobre la silla, y si uno la guarda en el placard, parece una persona adentro del placard. Mara desconfía de que las cosas cambian de lugar y de forma apenas ella deja de mirarlas. Desconfía que el pequeño mundo de su cuarto nunca está como ella lo ha dejado. Desconfía que las cosas creadas por el hombre tengan rebeldía, quieran independencia, posean el mismo corazón libertario que ella posee.
Las cosas tienen vida. La vida tiene intención y Mara desconfía de toda intención, porque toda intención tiene un propósito, todo propósito una razón y Mara desconfía profundamente de las razones.
En sus noches de insomnio y fiebre ha estudiado a los hombres, sus razones, sus propósitos, sus intenciones. Cuanto más los estudia más desconfía.
Todo es lo que parece y además es otra cosa y muchas veces más cosas.
La niña permanece inmóvil en su silla, desconfía. No se acuerda si no sale porque no puede o porque no quiere, pero no sale. Afuera es peor, afuera están los hombres y un mundo creado en base a primeras razones, segundas intenciones, propósitos de terceros.
Una extraña luz va rodeando lentamente a la pequeña, una poderosa vibración hace temblar las cosas en sus lugares, el cuarto se ilumina.
Mara está enojada.
De repente, las ventanas se abren con la fuerza de un viento interior y desde el placard ruge una tormenta, furia oscura. Las cortinas son expulsadas hacia afuera, también la ropa sucia, las zapatillas y sus cordones señaladores. Todas las cosas se elevan y luego de revolotear por el cuarto son expulsadas ventanas afuera. El silencio llega, el vacío también, nada queda en la habitación desierta salvo Mara, en su silla.

El silencio tiene sonido a zumbido de abejas.

La Niña Toro se levanta y con inusitada violencia embiste contra el mundo…

…y el mundo cae.

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Música: Rage Against The Machine – Mic Check.

viernes, agosto 17

La Otra Elisa

Capitulo XII:




-. …hola .-
-. Hola ¿Estás llorando? .-
-. …no, es el viento... ¿Qué hacés acá? .-
-. …soplo .- mi viento en su cara que sonríe.

Después el silencio. Y en el fondo de sus ojos un antiguo terror de mujer que convive con la inevitable tragedia de matar lo que más ama. En el fondo de sus ojos un antiguo llanto, un llanto muy anterior a ella, anterior al agua. Al agua que en mí se congelaba, piedra que me hundía desde el fondo, aturdido en mi presentimiento, ahogaba.

-. ¿Qué pasó? .-
-. ... .-

Después la nada, y en el fondo de la nada la verdad que no quería... la verdad que no salía, no salía de vergüenza, la muy fea, la horrible, la verdad de dientes amarillos y lengua llena de espinas.
Su boca que se abre de besos enterrados, ladridos espumosos, explicaciones podridas, ruidos lacerantes, carne para cuervos...

-. Pau, yo me sentía tan sola, y vos no estabas... .-

Después la muerte. Ojos abiertos que no ven, un incendio en cada mano, y los monstruos que se devoran a si mismos en cada adentro.
Yo que ya sé todo pero escucho: confirmar la muerte, como mirar la sangre irse lentamente de nosotros, por ese agujero enorme que deja el que se va, ese que éramos... sangre las palabras absurdas, las impronunciables, las palabras que no pueden deshacer los errores que en silencio, la ausencia nos tropieza.

-. …no me vas a poder perdonar, ya sé .-

Después, la tormenta, oscurecido cielo manchado de negro, arrancaba los árboles de la tierra, hundía los barcos en el mar, enfurecido mi amor era un gigante derrotado que al caer destruye el mundo que lo condena.


-. ¿Por qué? Elisa .-
-. …no me mires así .-
-. ... ¿por qué? .-
-. …me voy .-
-. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? .-



Porque sí.

Después la nada y mucho después conocería a Otra Elisa, pero esa es Otra historia... o la misma.



Fin.
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Música: Beck - Everybody'S Got To Learn Sometime.

miércoles, agosto 15

La Otra Elisa

Capitulo XI:



Elisa, tus ojos están cerca ¿Me mirarás de nuevo con esa mirada de dolor, del dolor de un amor tan grande que no se soporta solo? un amor tan grande que debe ser dividido en dos... o en tres, o cuatro, cinco... tan grande que sobra, que hay para mañana, pasado mañana, todo el invierno... un amor tan grande que te llena, llama, llueve, y vas así todo gordo, fuerte, feliz, seguro, le ponés la cara al viento, al olvido, al futuro, a lo incierto, le ponés las cara al tiempo, al tiempo que no puede, no puede el Tiempo ni la Distancia puede, con este amor tan grande, tan grande como un río que no termina nunca porque siempre empieza de nuevo ¡Agua!
-. ¿Agua? Hay ahí, pero está natural... ¿No quieren Coca? Tengo Coca fría ahí en la heladerita... .-
-. …ah, gracias... .-
No me acuerdo el nombre del camionero, me acuerdo que contaba historias de aventuras, de un tiempo en que solo bastaba querer algo para conseguirlo.
-. ...bueno entonces me metí como changarín, fui juntando la guita, en aquel tiempo era gratis el curso en la marina... ¡Y cuando tuve el carné me embarqué! .-
Elisa estoy llegando, vengo con mi barco, estos son mis pies que caminaron hasta acá, estoy intacto, he triunfado porque he sobrevivido, Elisa, todo yo, con cada mano cada sonrisa, las nuevas y las antiguas, volveremos a ser porque nunca dejamos de ser porque lo que nos une es tan grande, es...
-. ... ¡Inmenso! yo nunca había visto un barco tan grande, era impresionante, como un edificio en el agua, yo no estaba solo, iba con otros tres compañeros, todos de Río Gallegos, entramos mirando todo, era un barco panameño, pero había tipos de todas partes, daba un poco de miedo... .-
De miedo, de ansiedad, temblaba imaginando cada posible encuentro (luego aprendería que esto no se hace, por una extraña razón cada acción imaginada, nunca acontece) mis manos se ataban una a la otra y yo no estaba más en ese camión, en ese camino, estaba en...
-. ...no sé, andábamos por lugares que nunca supe el nombre, el buque era enorme y teníamos que permanecer juntos para no perdernos, era peligroso meterse donde no se sabe, cuando parábamos en algún puerto todos bajaban, nosotros no, nos quedábamos en el barco jugando al truco, nos hicimos amigos del cocinero, un chango de Corrientes, él nos contó muchas historias, pero, después de cinco meses en alta mar ya nada te importa... .-
Nada importa, todo se cae, pierde el sentido ¿Qué importa? ¿Qué? y además, ¿Cómo una persona puede transformarse en tanto, mucho, todo así?

Llegar, saltar del camión, poner los pies en la tierra, llegar. El camionero nos dio direcciones, gente que podíamos ver en el puerto para conseguir trabajo como changarín, para tener plata, plata para... bueno para todo, todo lo importante.
Llegué a la casa con las flores medio caídas, es que di muchas vueltas a la manzana, soy un cagón, dale cagón. Miré de nuevo la dirección, es acá, dale cagón, golpeá...
Tomar aire, tomar más aire, ¿Qué pasa hoy con el aire que no alcanza?... tomar más aire... ffffffuuuuuuu... soltar todo el aire junto, ese aire caliente, lleno de cortocircuitos...
¡Más aire!
Vamos: ¡toc toc toc! golpear la puerta de la casa de las Yanes, la casa de Elisa... pero de todos los posibles momentos imaginados... ninguno era como este...
Nadie atiende.
No están, no hay nadie...
-. ¡¿Angustia que venís vos ahora?! .-
Las flores se doblaban como vergüenzas, caminar hasta la parada del colectivo, volver a Rawson, ya no vivíamos en la casa de al lado, no tenía corazón para esperar el bondi, no tenía cuerpo para dejarlo quieto, caminar y la angustia queriendo agarrarme...
-. No jodas Angustia, vengo a la tarde, deben estar en la playa... salí Angustia, ¿Qué venís? .-

Pero no volví a la tarde, ni al otro día, ni al otro, y así me fui quedando, y la angustia me agarró, y se fue quedando... y los días pasaban y yo ausente, como en sueños donde las cosas pasan, pero no pasan realmente...
El Leo y yo nos mudamos a un camping en Playa Unión, con una carpa prestada, fea y sucia, andábamos todo el día en el mar, o jugando al pool, metegol, fútbol... conocimos a otras chicas, unas que estaban en una casa rodante, nos invitaban a jugar a las cartas, o al ping pong... nos reíamos mucho, pero la angustia no se iba, nunca se iba, hasta que un día se la llevó el viento.
Un viento furioso, se desató de repente ¡No se atan los vientos! se enfurecen. Viento furioso se llevó todo, la carpa, la ropa tendida, la pelota, las cartas, los cables de la luz, la arena y hasta alguna gente se llevó, y mi angustia.
Y trajo una risa tonta, con el Leo nos miramos y nos empezamos a reír, y no podíamos parar, y festejábamos el viento que la gente sufría, y corríamos por la playa que la gente abandonaba, y celebrábamos el mar del que la gente huía, y gritábamos al viento que se llevaba nuestros gritos. Y apenas podíamos ver, los ojos entrecerrados, el viento sacudiendo mi ausencia, llevándose mi angustia y trayendo...
¿Elisa?
Del otro lado de la calle, los pelos tapándole la cara, y el mundo se detiene y solo hay viento, ella ahí parada, mirándome sin expresión, con las manos en los bolsillos.
Yo crucé la calle entre bolsas y hojas y papeles voladores, la miré, no dije nada, no dijo nada, estaba rara, diferente, otra... estaba linda, porque era linda y porque yo la amaba, porque siempre estuvo linda, y porque ese día todo era lindo, yo era lindo, mi amor era lindo, la furia del viento era linda. En días así no se puede morir, yo vivía. Vivía. El viento adentro, volándome.
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Música: Faith no More - Easy.

lunes, agosto 13

La Otra Elisa

Capitulo X:



Ignorar el Tiempo y atravesar la Distancia.
Atravesar la distancia... atravesarla...
Llegar hasta la casa de la esquina, miedo, seguir, dar la vuelta manzana, tomar coraje, sacar pecho, llegar hasta la casa de la esquina, miedo, golpear la puerta... toc, toc, toc...
Pero no había plata, no había suerte, compañeros, fuerzas, decisión, osadía, no había como.
Había por que y un camino largo y recto como el horizonte, el mar de un lado, la cordillera del otro, desierto, siempre...
Y cuando estaba enredado en el fracaso, enredado en los no puedo... llega mi primo, fresco como una lechuga, con su cara de niño que sonríe, llega mi primo, el Leo, con sus flores en los ojos, sus dibujos de arena, la poesía de ser él, llega, y todo cambia...
-. No, no está de novia, je je je quedate tranquilo... .-
-. ¿Pero vos la viste? ¿Cómo está? .-
-. Y... está linda, crecieron, igual no las veo mucho... se mudaron a Madrin .-
-. No importa, ¿Vamos? .-
-. ¡Vamos! .-
-. Je je.. vamos .-
-. ¿Y cómo vamos? .-
-. No sé... pero vamos .-
Y fuimos. Es que de a dos todo es tan fácil que uno sonríe. Teniendo espalda uno duerme tranquilo, teniendo espalda uno es dos... y la seguridad que me falta es la que doy.
Y fuimos. Juntamos plata de todos los costados, de todas las manos, de todos los bolsillos, de todos los amores... nos alcanzó hasta Río Negro, es que la pobreza nunca fue nueva. Íbamos tomando mate adelante con los choferes, cerca del amanecer nos dejaron en un cruce, en la ruta, no había nada, solo una estación de servicio, un sereno, camiones parados, manchas de aceite, una ruta recta que sigue y se pierde... un perro flaco, compañero... ¿Y ahora? Ignorar al Tiempo.
No pasaba un auto, y si pasaba, iba tan rápido que ni podíamos ver la cara de insensible del conductor... inventábamos juegos...
-. ¿Ves aquella lata, esa allá? .-
-. Sí... .-
-. Bueno, si le acierto, si la piedra entra en la lata... eeeehh Elisa me quiere todavía .-
-. ... pero Pau .-
-. ¡Nada! Vos ¿Sí acertás qué? .-
-. Si acierto yo, van a venir dos rubias tremendas en un Mercedes con comida y cerveza .-
-. …je je, bueno pero yo no quiero la rubia .-
-. …ay, claro... vos tenés a Elisa, claro... ¡Andá! ¡Las dos para mí entonces! y la comida también... .-
-. No, la comida si acepto... ¿Y los sanguches, no quedó ninguno? .-
-. No, me comí los dos que quedaban, vos dijiste que no querías... .-
-. ¡Gordo morfón... uuuuuhhhh casi le emboco! ¡Pegó en el borde, viste?! .-
-. …mirá ahí viene un camión, si para en la estación podríamos ir a chamuyarlo, ponerle cara de buenos, decirle que vamos a Rawson... .-
-. …si, está parando, ¡Andá dale! .-
-. No, yo no, andá vos mejor, vos hablás mejor... .-
-. Tá bien, pero uno cada uno... .-
Voy yendo, tengo que poner cara de lástima, de pobre nene, ¿Me lleva señor por favor que estoy solo en esta ruta y no tengo nada de nada?... de lejos el Leo grita:
-. ¡Le acerté a la latita Pau! ... ¿Viste Pau? ¡Le acerté! .-
Mañana de frío que aprieta, que muerde, el estómago vacío y ni una moneda en los bolsillos, las manos en los bolsillos, la cara en los bolsillos, el sol blando en los bolsillos, nada...
-. ¿Y, qué te dijo? .-
-. …que va a Bahía Blanca... pero si no me parece que nos llevaba, funciona mejor así, podríamos separarnos, vos te quedás acá por si pasa un auto, yo me voy a la estación y agarro a los que paran, los hablo, les pongo esta cara de lástima mirá... .-
-. Sí, tá buena, tá buena .-
-. ¿Hacemos así? .-
-. Dale, ¿Viste que le acerté a la latita? Las rubias Pau, las rubias, jejeje... .-
Era lindo igual el frío, era lindo porque no mordía fuerte, porque yo estaba fuerte, porque nada me podía, porque estaba atravesando la distancia, porque te quiero, todavía, siempre. Era lindo igual el hambre, porque era un sufrimiento de nada comparado con el que sentía al quedarme quieto, esperando que mi amor se muera, ¡Ese inmortal! Era un hambre de nada comparado al vacío de cada noche antes de dormir, otro vacío peor que el hambre, mucho peor, y ése, ahora, se calla y espera...
-. Hola, buenos días señor, somos estudiantes, vamos a Rawson, ¿Nos podría acercar? .-
-. No, no voy para allá... .-
Las horas pasan y el sol se va corriendo, en La Patagonia el sol no entra bien en el día, pasa medio de lado, y cualquier hora del día parece el final del día. A veces el Leo se venía a charlar, o yo iba hasta su lugar, siempre atentos a los pocos autos o camiones...
-. Me parece que no hay que decirles que vamos a Rawson, si les anticipás el lugar es fácil decir que no van para allá y listo... .-
-. sí, es mejor decir así: hola, que tal señor, ¿Para dónde va? Ahí el tipo tiene que decir .-
-. ¡Eso! Y si dice Comodoro, o Madrin, o alguna que nos acerque, ahí le decimos el resto del versito... .-
-. Claro, ahí le decimos: nosotros somos estudiantes, vamos hasta Rawson, ¿Nos podría acercar? .-
-. Listo, el próximo nos lleva, uuuuuuuhhhh mirá, ¡Se te pasó un auto! .-
-. Igual no iba a parar, ¡Viste que autazo! .-
-. Sí, los ricos nunca paran .-
-. Allá viene un camión, acordate, decile bien .-
-. Vos dejame a mí... .-
-. Hola señor, que tal, ¿Para dónde va? .-
-. Voy hasta Comodoro... .-
-. Nosotros somos estudiantes, vamos hasta Rawson, ¿Nos podría acercar? .-
-. ¿Cuántos son? .-
-. Nosotros dos nomás .-
-. ¿Saben cebar mate? .-
-. ...eeeehhh, sí, ¡Mi primo sabe! .-
-. Bueno, andá buscar agua, voy al baño y salimos .-
-. Sí, gracias... ¡Hey! ¡Leoooo! ¡Vamos! .-
Y la alegría es un fueguito que se enciende dónde antes había un agujero oscuro y húmedo, y el humito recorre el cuerpo, calienta cada desobediencia, cada desesperanza, crujen los miedos, se hacen chispitas, se van al cielo.
-. ¿Quieren alfajores? Saquen, saquen, esos los hace mi mujer, saquen, no se hagan los tímidos .-
O es un río la alegría, de agua dulce, de miel, y cada delicia enterrada en el olvido hace nacer una planta de recuerdos, los más lindos.
-. ¿Saben manejar? Después los dejo manejar un poco... es fácil, el acelerador está acá, al lado del volante, y en esta ruta ni hace falta cambiar las marchas... .-
O la alegría es un cartel de falta poco, de ya llegamos, un cartel de dientes blancos, de no importa nada más que este presente...

¡La sonrisa será eterna o que muera la sonrisa!

-. ¿De que se ríen? .-
-. ... eeh, no, de nada... .-
-. ...sí, de nada... .-







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Música: Royksopp - Remind Me.

viernes, agosto 10

La Otra Elisa

Capitulo IX:



Comenzaba mi guerra contra el tiempo, perdía claro pero seguiría luchando, no podría unirme a él, el tiempo transforma las cosas que uno más ama
en cosas.
El tiempo nunca estará de mi lado, me reconoce su contrario, tal vez el tiempo sea instrumento de Dioses, nunca se sabe cuán grande es el enemigo, tal vez los dioses sean instrumentos del Tiempo.
El tiempo comenzó a transformar a Elisa en papel, en sus cartas que no llegaban, en sus palabras que no alcanzaban, en mi recuerdo de ella... todas alucinaciones, todos adornos... la Elisa real no existía desde el momento en que no era parte de mi realidad, y en el medio yo, luchando contra el Tiempo y su aliada la Distancia, mi Siempre-Amor sobreviviendo a su Nunca-Presencia...
Y mi realidad se vestía de ausencia, de su ausencia que provocaba mi ausencia. Y ausente yo, daba un paso y el otro desaparecía. Lejos de vivir, me abandonaba a la vida.
Iba perdiendo, brillo, visión, consistencia, era un chico de piel gris, de ojos ciegos, era un guerrero muerto que equivoca el camino y se queda en la vida que lo mató...
Iba perdiendo. Perdía mi sentido de adaptación, que me camuflaba de igual, y descubierto, comenzaba a ser tratado como se trata a los diferentes. Perdía lucidez, mi mente estaba velada por una espesa niebla, era un país donde se hablaba la lengua de un solo nombre, Elisa. Y fuera de ese país, yo, era extranjero de todo y de todos. Perdía. Perdía el habla, que siempre fue el arma antes de las armas, la primera defensa, el campo donde mejor me movía. Y el silencio es de barro, de barro y lluvia, de arena y viento, es defensa de brazos caídos, el silencio es arma de doble filo. Perdía amigos, ¿O acaso se gana amigos en la ausencia, en la niebla, en el silencio?... perdía amigos, y perder amigos es ganar enemigos. Pequeños enemigos, dispersos, ignorantes, miedosos, volubles, compañeros de escuela, desesperados por encontrar al débil, para no ser encontrados en su debilidad. A esa edad se precisan certezas, confirmar el mundo, la realidad, se precisa entender a esa edad... y se comienza a atacar lo que no se entiende, se comienza y no se termina, porque cada vez se entiende menos, se ataca más, se equivoca de guerra, porque toda guerra es un error.
Luchando contra el Tiempo y la Distancia, mi Amor también tenía aliados, la Esperanza, que nunca muere, que siempre busca otros caminos, me mostraba que en una guerra solo la derrota es posible, la guerra es un error, la guerra es un camino sin salida, y la salida era inventar otros caminos. Porque para el Amor y la Esperanza, no hay imposibles, ellos inventan lo que no existe. No debía luchar contra el Tiempo y la Distancia, debía ignorar al Tiempo y atravesar la Distancia...
Y mi realidad se vestía de presencia, de su presencia en mi memoria que provocaba mi presencia en su memoria. Y presente yo, daba un paso y otro paso... y otro más. Lejos de morir, honrar la vida.

Comenzaba así mi recuperación, mi sonrisa, la seguridad de los nobles, la fuerza que Dios les da a los que aman, el amor que a Dios le da fuerzas...
Iba ganando ahora, brillo, visión, consistencia, era un chico de piel azul, de ojos profundos, era un guerrero muerto que acierta el camino y se niega a la muerte, inventa otra vida y la puebla de paz...
Iba ganando. Ganaba mi sentido de adaptación, que me camuflaba de igual, y cubierto, comenzaba a tratar a los diferentes como iguales, a los iguales diferente. Ganaba lucidez, mi mente estaba iluminada por un sol de fuego blanco, era un país donde se hablaba en todas las lenguas lo mismo, volver a ver a Elisa. Y fuera de ese país, yo, era siempre regreso. Ganaba. Ganaba el habla, que siempre fue el recurso antes de las armas, para que no haga falta defensa, el campo donde florecía. Y el silencio de barro y lluvia, de arena y viento, levanta los brazos, el silencio espera la palabra precisa. Ganaba amigos, ¿O acaso no se gana amigos en la presencia, en la tibieza, en la palabra precisa?... ganaba amigos, y ganar amigos es perder enemigos. Pequeños amigos, dispersos, rebeldes, idealistas, valientes, compañeros, desesperados por encontrarse, para no dejar todo al destino. A esa edad se precisa deshacer certezas, inventar un mundo, otra realidad, se precisa sentir a esa edad... y se comienza a defender lo que se siente, se comienza y no se termina, porque cada vez se siente más, y más profundo, se acierta el camino, porque todo amor es un acierto.



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Música: Joe Cocker - Woman to Woman.

miércoles, agosto 8

La Otra Elisa

Capitulo VIII:

-. Pau, ¿Por qué cerrás la puerta? está la comida, vení a comer... .-

-. ...no tengo hambre .-

-. Pero Pau, no comiste nada en todo el día... ¿Qué te pasa? .-

-. nada .-

-. ¿Qué estás haciendo? .-

-. nada .-

Elisa: Hola, que palabra tonta hola, no me gusta decir hola, todos dicen hola siempre, desde ahora no voy a decir más hola, cuando alguien me diga hola le voy a decir cualquier otra cosa, se va la vida, por ejemplo...
Estoy enojado y triste, tu carta tardó tanto, tanto... y ahora cuando llega, llega así, tan sin vos, ni tu olor, ni tu cara, ni siquiera el aire que dejabas en todos los lugares donde estabas, ese viento quieto que no sopla pero marea... igual tus palabras las dejo sobre mi piel, separo una a una cada letra, cada dibujo, como en un rompecabezas, me alimento de tus palabras, de las cosas detrás de las palabras... y ando así, como transparente, me miro al espejo y hago muecas, pero mi cara no se mueve, y así voy al colegio, miro la tele, duermo, así, sin ir, sin mirar, sin dormir... soy un fantasma, una piedra cayendo a un pozo sin fondo, no tengo voz tengo eco... soy como un libro, inmóvil, solo con una historia dentro, solo con un recuerdo... o vuelo dentro de esta jaula o me olvido de mis alas...
para consolarme mi mamá me dijo que bueno, que es así, inevitable, todo tiene un final, no creo en el final, siempre es siempre para mí...
¿Cuánto me durarán tus palabras en el cuerpo?
Bueno Elisa, chau.
Que palabra tonta chau, no me gusta decir chau, todos dicen siempre chau, desde ahora no digo más chau, y cuando tenga que decir chau voy a decir otra cosa, te amo por ejemplo...

te amo, por ejemplo, Elisa...

Pau.

-. Ah bueno, decidiste aparecer, ¡Hola! .-

-. …se va la vida .-

-. ¿Qué? .-
-. …nada .-
-. ¿Qué traes ahí? .-
-. …una carta, ¿Me la podés mandar? .-
-. Si, claro... ¿Es para el sur? .-
-. …sí .-
-. Bueno, dale que llegás tarde a la escuela .-
-. Sí .-
-. Chau ¿No? .-
-. ...no .-
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Música: Foo Fighters - Walking After You.

martes, agosto 7

La Otra Elisa

Capitulo VII:

Elisa, campo, campo...
Viaje de regreso... el vidrio de la ventanilla empañado, mi dedo dibujando las letras de su nombre... descubrí que el dolor del amor es el amor y que a mí me dolía lejos del pecho, en un lugar particular, en la palma de la mano derecha, como si allí tuviese el corazón... una puntada fina y persistente...
Mi hermana que sabe de mí, pregunta como si no supiera de mí:
-. ¿Por que te agarrás la mano Pau? .-
-. …me duele .-
-. Pero... ¿Por qué, qué te pasó? .-
-. …nada .-
-. …a ver, ¿Te lastimaste? dejame ver... .-
-. No, no tengo nada... me debo haber golpeado con algo... .-

Me debo haber golpeado con algo.
No tengo nada.
Y estuve así, golpeado y sin nada, mirando pasar los días como desde una ventanilla de colectivo... campo, campo, silencio... Elisa.
Intentaba seguir, tenía que...

-. A ver alumnos, Candi, ¡Caaandiii! ¿Qué está haciendo Candi? ¿Qué está leyendo que es más importante que atender en clase, déjeme veeeer... mmmm... ¿Una carta? Bueno, si es tan interesante que la lee en el aula, la puede compartir con sus compañeros Candi, ¡léala! .-

-. ... .-

-. ... ¿No la va a leer? ¡Entonces déme, la leo yo! .-
-. …pero .-
-. ¡Silencio! ... “Pau: gracias por tu carta, ¡es tan linda! Te cuento que nos mudamos a Puerto Madrin, mi papá tiene trabajo allá y eso... ...lo peor fue cambiar de escuela, todos te miran como si fueses un bicho raro, pero mis hermanas ya tienen amigas nuevas... yo, te extraño, pienso en vos todo el día, no puedo hacer nada, ando como tonta... no sé, falta tanto para el verano que me quisiera dormir y despertarme el día que vos vuelvas, estoy escribiendo esto y me dan ganas de llorar, pará que voy a llorar mas lejos que estoy manchando la hoja... me gusta tu letra, es chiquita y prolijita, mi letra es toda grande y redondota, no me gusta mi letra... extraño cuando vos me mirabas a los ojos con esa mirada tuya, yo me sentía desnuda, tenía que mirar para otro lado, tus ojos cuando dicen la verdad son demasiado fuertes... extraño cuando nos quedábamos así, sentados en la arena mirando el mar, sin decir nada... ahora no voy nunca al mar, no por el frío, no... no voy porque el mar es como vos, si voy sé que voy a llorar y estoy cansada de llorar, me largo a llorar en cualquier momento por cualquier cosa... ¿Te acordás cuando me dijiste eso del barco? Estábamos sentados en la playa y me dijiste: -. Y si yo pasase ahora en un barco, por ahí, solo en un barco y tengo que seguir, vos, ¿Te vendrías conmigo? .- Y yo me quedé muda, no sabía que decir, en ese momento sentí que vos pasabas en el barco en serio, te veía en el barco y yo en la playa, y pensaba en todas las personas que tenía que dejar para irme con vos, y no me importaba, pero me quedé callada, vos te agarrabas la mano... ¡Sí! Sí Pau, me voy con vos... ahora no voy a ver al mar porque tengo miedo de que no pases, vos en tu barco, ¿Por qué no pasás ahora Pau? vos en tu barco...
...te quiero y todo lo que digas no me alcanza porque te quiero... Elisa.”.-

La profesora se sacó los anteojos, levantó la mirada, no dijo nada, nadie dijo nada...
silencio... campo, campo...


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Música: Morrissey - Hold on to Your Friends.

domingo, agosto 5

La Otra Elisa

Capitulo VI:

Angustia los días corriendo atrás nuestro como perros...

un vacío en la panza

unos ojos sin final...

Elisa, campo, campo, Elisa, campo, árboles, silencio...

las manos sin manos, ni las de ella, ni las mías... silencio... su voz en mi alma, aquella forma terriblemente suave con la que pronunciaba mi nombre. Pájaro Elisa, ¿Este vacío es cobardía?

Tener que irse, tener que todo, tener, tener que...

La despedida fue linda, la más linda, la única, muchas personas en la terminal, me saludaban, me llamaban especial, ¡Nunca te vamos a olvidar! Yo escuchaba todo muy lejos, mis oídos estaban tapados, mi sonrisa agonizaba, Elisa no estaba ahí y mis ojos revisaban cada rostro, cada cuerpo, cada lugar...

Angustia, una boca en el estómago, abierta, doliendo... un pozo donde me caía de adentro hacia afuera, y no terminaba de caerme nunca...

Las cosas mudas y en cámara lenta, subir al colectivo primero, para ocultar las lágrimas estallando mi cara...

Adentro del ómnibus, ella, parada ahí, la carita mojada, los ojos el mar, vestida de música, las manos abiertas, las piernas temblando...

Un paso.

Otro paso.

Elisa es ese abrazo. Yo soy esa muerte.

Agarré su mano y la dejé tapando el pozo por donde me caía, y el vacío se parecía al cielo...

Agarró mi mano y la dejó en su pecho, y su corazón parecía un animal enfermo, golpeándose contra las rejas que lo encierran...

Entonces, cuando mis ojos se ahogaban y el fuego me llegaba a la garganta, pararon sus latidos. Yo la miré, su boca lentamente se acercó, tan lentamente que sus labios quedaron pegados a los míos, sin movimiento... mi primer beso fue así, y después de ese, sabría, todos los besos serían de despedida.

Su voz, otra voz, una desde muy adentro, dijo bajito en mi boca:

-. s i e m p r e t e v o y a a m a r . . . .-

Y cuando esas palabras entraron en mí, yo ya no estaba más allí, o nunca estuve en otro lugar.

Tenía trece años ese día en que nací.



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Música: Tsotsi - Music From And Inspired By The Motion Picture - Mdlwembe.

jueves, agosto 2


Playa Unión, Chubut, Mar, Cielo, Elisa, todo con mayúscula!

La Otra Elisa

Capitulo V:

¿Sabés ir así con la sonrisa perpetua, los ojos mojados, las manos bailantes, un salto el cuerpo, cantando por la calle? Yo sabía. Acostarse a la noche, mirar el techo, pensar en ella, querer dormirse rápido para que venga rápido mañana, querer todos los días hoy, querer ganarle al tiempo, como si supiésemos que el tiempo no alcanza, y no alcanza. Administrar las importancias, cambiarlas de lugar... y si antes bañarse era perder el tiempo sagrado del juego, ahora era un ritual. Aprender a mirarse al espejo, darle valor a cosas que antes estaban en el piso. A ella le gusta como me queda la remera roja ¡La remera roja para siempre entonces! Aprender a mirarse, como el otro te ve, el otro no, ella. Los otros no importan, son otros, nunca importaron.
-. Me gustan tus manos... .-
-. ¿Que tienen? .-
-. ¡Son lindas! mirá, son suaves, los dedos son perfectos... a mi no me gustan mis manos .-
-. ¿Por qué, que tienen? .-
-. ¡Ay! ¿No vés? mirá, mirá este dedo, ¿ves? Es más largo que el de esta mano, tengo manos desparejas .-
-. ja ja ja ja ja .-
-. ¿De que te reís? ¡Malo! .-
-. Es que sós tan linda... ¿no querés ser mi novia? .-
-. Ya soy tu novia, tonto .-
Aprender todo de nuevo, de nuevo pero bien. Caminar hasta el mercadito, aprender a caminar, el ritmo, el estilo, cada paso, los brazos sueltos, las manos en los bolsillos, el chocolatín es para ella, no te lo comas, no te lo comas, no te lo comas Pau... ya va a venir, esperá. Va a venir con el pelo atado, dos colitas, que bailan al costado, las manos sueltas, los brazos finos, la sonrisa antes que todo, las mejillas rojas, ahora se corre el pelo de la cara y dice hola... aprender a mirar, a mirarla, hablar con los ojos y decir cosas lindas, decir cosas lindas, aprender a hablar, la voz, las palabras, terminar las frases con efecto, dejarla callada, ganarle ese silencio, ese amor mudo, ese abrazo... sentirla temblar, corazón saltando en el pecho... sentir... sentir todo: el viento que en el sur es El Viento, los demás son vientitos. La sal del mar en la boca, la voz repetida del mar, que te llama siempre. El sol, que toca el agua y la entibia, solo entonces se sumerge despacito hasta la noche. Elisa, que le tiene miedo a la oscuridad, como si no supiera que yo la cuido de todo, ya va a venir pero no viene, y tarda, y otra vez el tiempo, aprender a esperar... no aprendo.
-. ¡Hoooola! .-
-. Hola... ¿Dónde estabas? .-
-. Fuimos a Puerto Madrin ¿Y vos que hacés acá? .-
-. Nada, estaba mirando... tengo un regalito para vos, cerrá los ojos y poné las manos así .-
-. ... .-
-. …ya podés abrir .-
-. ¡Aaaayy! ¡¿Cómo sabías que me gustan de chocolate blanco?! .-
-. No sabía .-
-. Che Pau, tu tía me dijo que se van el Lunes ¿Es cierto? .-
-. No sé, ¿Cuándo es Lunes? .-
-. ¡Ya! Ahora, la semana que viene... de acá a cuatro días .-
-. ... .-
-. ... .-
-. ...cuatro días .-
-. ¿Me vas a escribir? .-
-. ¡Sí! .-
-. ¿Vas a volver el verano que viene? .-
-. ...sí .-
-. ¿Vos me amás? .-

-. …y sí .-

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Música: The Strokes - Truing Your Luck.

miércoles, agosto 1

La Otra Elisa

Capitulo IV:

Era chico y ya sentía un amor grande, recorrible, inabarcable, oceánico. Tiempo después conocería personas que nunca habían amado, conocería personas que solo amaron fantasmas, conocería personas que no se amaban a sí mismas... conocería personas que cuando el amor comenzaba a nacer en ellas, se asustaban tanto, que luchaban contra ese amor, contra ese nacimiento, lo mataban y morían con él... yo conocería tiempo después a estas personas y abriría grandes los ojos y la comprensión, para tratar de entender lo que no se entiende. Ojos gigantes tratando de alcanzar el infinito, me decían “el asombrado” cuando niño, y yo creía que un día podría dejar de serlo.
Tiempo después descubriría que el amor es un canto a la vida, a nuestra propia vida y que amar es un privilegio, un don, un camino... que el amor no es del otro, que ni siquiera es del todo por el otro. Amar es más abarcador, es un abrazo universal, es lo único que entra en la palabra Dios, lo único que la rellena.
Amaba mucho yo, amaba demasiado, mi amor era gigante, fuerte, eterno... frágil también, frágil también... pero igual fuerza extra para cada día, más color, más brillo, más poesía, una energía plus, una vida encima de la vida, todo lo sentía el doble... no sé si es mejor o peor, en todo caso analizarlo desde ese punto de vista sería al menos intrascendente, analizarlo sería. Grandes amores traen grandes sufrimientos, yo no lo sabía, era chico.
Caminábamos de la mano, Elisa y yo, las manos hablaban y nosotros fingíamos no oírlas, pero no osábamos callarlas... una cosquilla, dos temblores, esa tibieza, el lenguaje de las manos era así, sin traducciones, todo sensaciones. Hacían el amor nuestras manos, y hacer el amor significa hacerlo. Se me cerraban los ojos, la mente, los sentidos, se me dormían los dedos, los pies, la boca... me perdía del camino, no reconocía la ciudad, sus casas, sus personas, sus de nuevo... ahora ella se para en la esquina, esperamos que pasen los autos para cruzar la calle, pero no hay autos, y nos quedamos ahí, esperando... y el tiempo, ja ja ja, el tiem-po... t i e m p o... ¡uf!
Elisa gira levemente su carita de luz de sol y me mira, y sus ojos son el fuego el mar todo lo eterno, y a través de ellos el universo me mira...
-. ¿Y si vamos caminando hasta la playa? .-
-. ...eeehh... sí, podemos .-
-. ¡Son como ocho kilómetros! ¿Te animás? .-
-. ¡Yo me animo a todo! .-
Su sonrisa un día se extenderá a alguna sonrisa conocida y cercana, solo así, no puedo explicarla, no puedo...
-. ¿Pablo vos me querés? .-
No hay distancia, todo es hoy, hasta mañana. Ahora ella estaba seria, su mirada grave. Mi sonrisa nerviosa, mis dientes mordiéndose a sí mismos. Las manos se soltaron.
-. Sí... yo te quiero, y... ¿Y vos? .-
-. ¿"Te quiero"... cómo? ¿Como a quién? "Te quiero", "te quiero"... ¡Tan fácil! ¿"Te quiero" qué? ¿Hasta dónde me querés? .-
-. eh... te quiero mucho... no sé, hasta la luna... .-
-. ... .-
-. ¿Y vos? .-
-. ...hasta la luna, eh? .-
-. ¿Y vos? ¿Me querés? .-
-. no .-
-. ¿No? .-
-. No... ¡Yo te amo! .-
-. ¡! ... .-
-. ¡Hay Pablo, vos no entendés nada! .-

Era lindo ese fastidio de ella, eran lindos sus movimientos bruscos, su seño fruncido, su carita de mujer que sabe lo que quiere... era lindo su amor ostentando ser más grande que el mío, era lindo saber, tener la afirmación de las palabras, era lindo sentir las palabras como besos, era lindo ese nudo en la boca del estómago... y además era cierto: Yo siempre sentí todo... y nunca entendí nada.
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Música: Delibes - Dúo de las flores (Lakmé).

viernes, julio 27

La Otra Elisa

Capitulo III:

Elisa, mi corazón nuevo, cerradito, dolía ese amor, creciendo, abriendo mi pecho de niño. Elisa, su boca besando palabras lentas como flores. Elisa, sus manos que dejaba en las mías, como pajaritos heridos, a mi cuidado. Su voz, la forma terriblemente suave con la que pronunciaba su nombre, mi nombre, el nombre de todas las cosas... la bailarina Elisa y los dibujos que su cuerpo dejaba en el aire en cada movimiento. El abismo en el cual yo caía feliz de sonrisa eterna, de espalda tibia, de piel trémula... mi vergüenza de cuerpo oculto, las sensaciones que llegaban como un río, atropellando. Descubrir el amor, ese otro amor, ese despertar... Para mí hasta ahora el amor era mi mamá, era un amor seguro, cálido, estable, un amor de dar vueltas en el triciclo en la vereda de mi casa de niño, y decirle:
-. mami, vos sos mi mariposita linda mami .- y ella brillar esas palabras, abrir grandes los ojos, sonreír con el alma, brillar. Para mí hasta ahora el amor era agradecerle a ella el hecho de estar vivo. Pero era otro amor ahora, descubrir un amor que te descubre, y mirarte en el espejo y ser otro. Y tener miedo de ese otro, y tener miedo de ella, y la inocencia, la ingenuidad, esos tesoros con los que comenzás a tropezar. Y perderme en la breve geografía del camino hasta ella. Ella, Elisa, sentada en el jardín, esperándome, a mí, a mí que soy ausente como el viento, que soy un escondido, un solitario, que carezco de triunfos, de importancias, mi timidez como un gran frasco donde estoy guardado.
-. hola... .-
-. ¡HOLA! ¡Tardaste! ¿Dónde estabas? ¿Qué estabas haciendo? .-
-. …eh, nada, me tocaba a mí lavar los platos... .-
-. ¡¿Y qué vamos a hacer hoy Pau?! .-
-. …hoy vamos a buscar dientes de tiburón al desierto .-
-. ¿En serio? ¿Qué desierto? .-
-. ¿No sabías? ¡Todo alrededor de la ciudad es desierto, pero hay un lugar que mi primo me enseñó que se encuentran dientes de tiburón! .-
-. ... .-
-. ¡En serio! lo que pasa es que antes todo esto estaba cubierto por el mar... ¿No me creés? .-
-. ¡Sí, vamos! .-


-. ¿Y como sabes que son dientes de tiburón y no de perro? .-
-. ja ja ja... .-

Esa sonrisa, ¿Cómo explicar con palabras de este mundo la pureza de la verdad de esa sonrisa? No se puede.
Caminamos juntos, hacía calor, los pies se hundían en la arena quemada. No encontramos nada, ni sombra.
-. Solo allá en aquel monte allá, ¿ves aquella piedra allá encima? Esa da sombra en la otra mas chica, ¿Ves? .-
-. Sí, vamos, subamos... .-

Subimos, pero era alto, desde abajo no parecía, se puso difícil y peligroso, pero ninguno iba a desistir, demostrar debilidad, miedo, o cualquiera de esas cosas que no combinan con el amor. Ese amor nuestro era tan puro y lindo, que la palabra queda chica, usada, otra.
Cuando llegamos hasta aquella parte que no se podía subir más; nos miramos.

-. ¿Y ahora? .-
-. ¿No se puede mas? .-
-. Podríamos subir así mirá, yo te agarro, vos ponés el pié en mi mano y después en mi hombro... .-
-. ¿Y vos? .-
-. eeeehh ... .-
-. ¡Yo te doy la mano y te levanto!.-
-. ¿Te parece? .-
-. ¡Claro Pau, yo soy fuerte! .-

En medio de la arriesgada maniobra alguna cosa salió mal y nos caímos... cerrar los ojos y apretar los dientes, esperar los segundos hasta la muerte. Pero la caída fue dura como roca, y la muerte es blanda como... abrimos los ojos. Habíamos caído en una piedra grande, pocos metros mas abajo. Nos miramos, volviendo de a poco del miedo, estábamos vivos, dolía sí, pero no mucho. En medio de esa lenta vuelta a la conciencia percibimos que nos estábamos agarrando, mis manos cerradas con fuerza en su ropa, sus manos apretando con fuerza mis brazos... yo intentando salvarla, ella intentando salvarme, caímos juntos... y el Amor que es un instinto dijo: ¡Salvala, vos no importás! Y a ella le debe haber dicho lo mismo. Después preguntamos al mismo tiempo:

-. ¿Estás bien? Yo sí, ¿y vos? .-

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Música: Aaron Hall - Don't Be Afraid.



martes, julio 24

La Otra Elisa

Capitulo II:


Lorena, Romina y Elisa Yanes nos conquistaron. Las hermanas Yanes vivían al lado, en la casa de la esquina y curiosamente siempre estaban solas, papá y mamá Yanes trabajaban en otra ciudad, no entendí bien, ni me importó entender. Bien temprano a la mañana, mi primo y yo llegábamos a la casa de ellas que abrían la puerta con grandes sonrisas. Ahora nuestro nuevo mundo era esa casa, y todo se transformaba en un gran juego de seducción inocente, tierna. Preparábamos el desayuno, el almuerzo, la cena, dejábamos los platos sucios, nos subíamos al techo y acostados mirábamos el cielo. En el patio jugábamos al fútbol, voley, básquet... en las piezas jugábamos a las escondidas, en el living todos los juegos de mesa, todos más los inventados. Jugábamos a ser grandes y fumábamos tosiendo, jugábamos a ser chicos y éramos. En a casa donde no existían adultos y todo era posible reinábamos nosotros, y nuestro reinado era de risas, nos reíamos mucho, rodábamos por el piso... dolían los dientes de tanto reír. Y cuando parábamos de reír, unas miradas extrañas y lindas aparecían... miradas y silencio, un silencio extraño y lindo, como la libertad.
Lorena era la mayor, tenía 13 como yo, unos ojos grandes azules como el mar, como el mar también eran sus movimientos, su cuerpo, Lorena era como el mar, fuerte, segura, inteligente, precisa, linda.
Romina era la menor, tenía 11 como mi primo, unos dientes blancos en una boca enorme, una sonrisa perfecta que irradiaba luz, su cara iluminada, su pelo dorado, Romina era como el sol, como la luz, suave, tierna, dulce, buena, linda.
Elisa era... era la del medio, tenía 12 como... nadie. Y ella era... no era como nada, parecida con nada, era ella, así... no sé, Elisa. Todos los días otra, una nueva, era de fuego un día, de agua otro, era callada a veces, a veces no paraba de hablar, era como una tormenta de viento un día, otro día no era, no estaba, quietud... las hermanas decían que era loca, era linda, linda.
A la noche nos separábamos, era la hora esperada de los besos, suaves, cerca de la boca, con ellos en la cara mi primo y yo nos íbamos a dormir y no dormíamos, nos quedábamos horas comentando lo que había pasado durante el día. En la oscuridad, cama con cama, hablábamos sin vernos, con esa voz así ¡ssssshhhhh hablá bajitooo!

-. A mí me gusta Romina, y me parece que ella gusta de mí, por que... bueno, vos viste lo que me dijo en el techo, ¿no? .-
-. Si, la Romi gusta de vos, ella me dijo... .-
-. ¿Ella te dijo? ¿En serio? ¿Que te dijo? ¿Que te dijo? .-
-. Ah, que para ella vos eras el más lindo de los dos... .-
-. jajaja, ¿en serio? uy... no sé, ella es tan linda .-
-. Si es linda .-
-. Es mas linda que la Mónica .-
-. ¿Cuál Mónica? .-
-. Aquella de la playa, la hermana del Maxi .-
-. uh Leo, ni hablar ¡mucho más linda! .-
-. Y Lorena gusta de vos, ¿viste? .-
-. ¿Te parece? .-
-. Claro che, ¿no viste como te abrazaba cuando ustedes ganaron al ping pong? .-
-. Puede ser, pero... .-
-. ¿Qué? ¡No me vas a decir que no te gusta! .-
-. No, ella es linda, pero a mí me gusta Elisa .-
-. ¡QUEEEEE ????!!!!! .-
-. ¡pssssshhhhhhh callate boludo, que vas a despertar a tu hermana!.-
-. pero Elisa bolu, con esos aparatos en los dientes, tan flaquita... .-
-. Sí .-
-. ¿Por que te gusta Elisa? .-
-. Porque es loca .-
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Música: Porno for Pyros - Pets.

lunes, julio 23


La Otra Elisa



Por Pablo Candi


Capitulo I:

Yo nunca dejé de ser niño pero en aquel verano tenía 13 años y no quería dejar de ser niño. La combinación perfecta de lo que para mí significaban las palabras verano, vacaciones, sur y mi primo, me daban ese color, esa sonrisa, esa vida encima de la vida, una alegría constante, un estado de gracia que solo podía ser festejado jugando. Jugaba sin tiempo, solo parando para ir a comer, o ir al baño... mi primo y yo, y un nuevo mundo por hacer, un nuevo mundo para nuestra colección particular de autitos. Armábamos todo, puentes, edificios, supermercados, ciudades enteras... todo en miniatura, todo chiquito, un mundo transportable, un mundo que pudiese ser armado o desarmado en 15 minutos. Un mundo práctico, nuestro mundo, el único. Fuera de él, estaba la casa, la familia, los otros, un barrio en la ciudad de Rawson, en la Patagonia, al sur del sur.
Pero todo eso cambió un día caliente de Febrero. Mi primo Leo gritó desde la calle y llegó corriendo, pidiendo auxilio, había sido atacado con bombitas de agua. Lo escuché decir:
-. ¡Ahora van a ver, voy a llamar a mi primo! .-
Y esa frase me cargó de responsabilidad, al final yo era el mayor. Así que salí a la calle esperando ver a los vándalos que... eran chicas! tres chicas sonrientes y lindas como nunca había visto, parecían ángeles (mucho tiempo después yo aprendería a diferenciar mujeres de ángeles, con alguna ineficacia)
Me quedé parado ahí, viendo como todo cambiaba rápidamente. Hasta entonces, para mí, las chicas carecían de importancia, no eran necesarias, en la escuela lo peor era que te dijeran que tenías novia: -. ¡El que no salta tiene novia! ¡El que no salta tiene novia! .- Era el cantito, y todo el mundo saltaba, yo también. Pero alguna cosa estaba cambiando y mi primo percibía aterrado como las chicas me empapaban.
Pero como la espontaneidad es una cosa que olvidamos en la infancia, nosotros no la habíamos olvidado todavía.
El Leo se calmó un poco cuando grité: -. ¡Carnavaaaaaaaal! .- Y corrimos juntos para la casa, y cargamos unos baldes con agua, y mojamos a las chicas, y ellas nos mojaron, y comenzó una batalla de agua, de resbalones, de risas, de:

-. ¡Paren! ¡Paren! me cansé... basta .-
-. ¿Ustedes viven ahí al lado? .-
-. Si, y él es mi primo que vino de Córdoba .-
-. ¿Ah sí? ¿Y como se llama? .-
-. Pablo .-
-. ¿Y vos? .-
-. ¿Leandro, y ustedes? .-
-. Yo Lorena .-
-. Y yo Romina .-
-. ... .-
-. ... .-
-. ¿Y vos? .-

-. Elisa .-
Y su voz entró en mi cuerpo y se quedó ahí repitiendo su nombre en mi corazoncito vacío, haciendo eco. La forma desesperadamente suave con que ella pronunciaba la “s”... un pequeño nudo en la panza que crecía a cada palabra o movimiento de ella, y esa impresión de despertarse por primera vez, descubrir esa piedra en el estómago, que a veces pesa, a veces quema.

Esa misma tarde nuestro pequeño mundo fue desarmado y escondido... en 15 minutos.

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Música: Tupac - Do for Love.