viernes, julio 27

La Otra Elisa

Capitulo III:

Elisa, mi corazón nuevo, cerradito, dolía ese amor, creciendo, abriendo mi pecho de niño. Elisa, su boca besando palabras lentas como flores. Elisa, sus manos que dejaba en las mías, como pajaritos heridos, a mi cuidado. Su voz, la forma terriblemente suave con la que pronunciaba su nombre, mi nombre, el nombre de todas las cosas... la bailarina Elisa y los dibujos que su cuerpo dejaba en el aire en cada movimiento. El abismo en el cual yo caía feliz de sonrisa eterna, de espalda tibia, de piel trémula... mi vergüenza de cuerpo oculto, las sensaciones que llegaban como un río, atropellando. Descubrir el amor, ese otro amor, ese despertar... Para mí hasta ahora el amor era mi mamá, era un amor seguro, cálido, estable, un amor de dar vueltas en el triciclo en la vereda de mi casa de niño, y decirle:
-. mami, vos sos mi mariposita linda mami .- y ella brillar esas palabras, abrir grandes los ojos, sonreír con el alma, brillar. Para mí hasta ahora el amor era agradecerle a ella el hecho de estar vivo. Pero era otro amor ahora, descubrir un amor que te descubre, y mirarte en el espejo y ser otro. Y tener miedo de ese otro, y tener miedo de ella, y la inocencia, la ingenuidad, esos tesoros con los que comenzás a tropezar. Y perderme en la breve geografía del camino hasta ella. Ella, Elisa, sentada en el jardín, esperándome, a mí, a mí que soy ausente como el viento, que soy un escondido, un solitario, que carezco de triunfos, de importancias, mi timidez como un gran frasco donde estoy guardado.
-. hola... .-
-. ¡HOLA! ¡Tardaste! ¿Dónde estabas? ¿Qué estabas haciendo? .-
-. …eh, nada, me tocaba a mí lavar los platos... .-
-. ¡¿Y qué vamos a hacer hoy Pau?! .-
-. …hoy vamos a buscar dientes de tiburón al desierto .-
-. ¿En serio? ¿Qué desierto? .-
-. ¿No sabías? ¡Todo alrededor de la ciudad es desierto, pero hay un lugar que mi primo me enseñó que se encuentran dientes de tiburón! .-
-. ... .-
-. ¡En serio! lo que pasa es que antes todo esto estaba cubierto por el mar... ¿No me creés? .-
-. ¡Sí, vamos! .-


-. ¿Y como sabes que son dientes de tiburón y no de perro? .-
-. ja ja ja... .-

Esa sonrisa, ¿Cómo explicar con palabras de este mundo la pureza de la verdad de esa sonrisa? No se puede.
Caminamos juntos, hacía calor, los pies se hundían en la arena quemada. No encontramos nada, ni sombra.
-. Solo allá en aquel monte allá, ¿ves aquella piedra allá encima? Esa da sombra en la otra mas chica, ¿Ves? .-
-. Sí, vamos, subamos... .-

Subimos, pero era alto, desde abajo no parecía, se puso difícil y peligroso, pero ninguno iba a desistir, demostrar debilidad, miedo, o cualquiera de esas cosas que no combinan con el amor. Ese amor nuestro era tan puro y lindo, que la palabra queda chica, usada, otra.
Cuando llegamos hasta aquella parte que no se podía subir más; nos miramos.

-. ¿Y ahora? .-
-. ¿No se puede mas? .-
-. Podríamos subir así mirá, yo te agarro, vos ponés el pié en mi mano y después en mi hombro... .-
-. ¿Y vos? .-
-. eeeehh ... .-
-. ¡Yo te doy la mano y te levanto!.-
-. ¿Te parece? .-
-. ¡Claro Pau, yo soy fuerte! .-

En medio de la arriesgada maniobra alguna cosa salió mal y nos caímos... cerrar los ojos y apretar los dientes, esperar los segundos hasta la muerte. Pero la caída fue dura como roca, y la muerte es blanda como... abrimos los ojos. Habíamos caído en una piedra grande, pocos metros mas abajo. Nos miramos, volviendo de a poco del miedo, estábamos vivos, dolía sí, pero no mucho. En medio de esa lenta vuelta a la conciencia percibimos que nos estábamos agarrando, mis manos cerradas con fuerza en su ropa, sus manos apretando con fuerza mis brazos... yo intentando salvarla, ella intentando salvarme, caímos juntos... y el Amor que es un instinto dijo: ¡Salvala, vos no importás! Y a ella le debe haber dicho lo mismo. Después preguntamos al mismo tiempo:

-. ¿Estás bien? Yo sí, ¿y vos? .-

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Música: Aaron Hall - Don't Be Afraid.



martes, julio 24

La Otra Elisa

Capitulo II:


Lorena, Romina y Elisa Yanes nos conquistaron. Las hermanas Yanes vivían al lado, en la casa de la esquina y curiosamente siempre estaban solas, papá y mamá Yanes trabajaban en otra ciudad, no entendí bien, ni me importó entender. Bien temprano a la mañana, mi primo y yo llegábamos a la casa de ellas que abrían la puerta con grandes sonrisas. Ahora nuestro nuevo mundo era esa casa, y todo se transformaba en un gran juego de seducción inocente, tierna. Preparábamos el desayuno, el almuerzo, la cena, dejábamos los platos sucios, nos subíamos al techo y acostados mirábamos el cielo. En el patio jugábamos al fútbol, voley, básquet... en las piezas jugábamos a las escondidas, en el living todos los juegos de mesa, todos más los inventados. Jugábamos a ser grandes y fumábamos tosiendo, jugábamos a ser chicos y éramos. En a casa donde no existían adultos y todo era posible reinábamos nosotros, y nuestro reinado era de risas, nos reíamos mucho, rodábamos por el piso... dolían los dientes de tanto reír. Y cuando parábamos de reír, unas miradas extrañas y lindas aparecían... miradas y silencio, un silencio extraño y lindo, como la libertad.
Lorena era la mayor, tenía 13 como yo, unos ojos grandes azules como el mar, como el mar también eran sus movimientos, su cuerpo, Lorena era como el mar, fuerte, segura, inteligente, precisa, linda.
Romina era la menor, tenía 11 como mi primo, unos dientes blancos en una boca enorme, una sonrisa perfecta que irradiaba luz, su cara iluminada, su pelo dorado, Romina era como el sol, como la luz, suave, tierna, dulce, buena, linda.
Elisa era... era la del medio, tenía 12 como... nadie. Y ella era... no era como nada, parecida con nada, era ella, así... no sé, Elisa. Todos los días otra, una nueva, era de fuego un día, de agua otro, era callada a veces, a veces no paraba de hablar, era como una tormenta de viento un día, otro día no era, no estaba, quietud... las hermanas decían que era loca, era linda, linda.
A la noche nos separábamos, era la hora esperada de los besos, suaves, cerca de la boca, con ellos en la cara mi primo y yo nos íbamos a dormir y no dormíamos, nos quedábamos horas comentando lo que había pasado durante el día. En la oscuridad, cama con cama, hablábamos sin vernos, con esa voz así ¡ssssshhhhh hablá bajitooo!

-. A mí me gusta Romina, y me parece que ella gusta de mí, por que... bueno, vos viste lo que me dijo en el techo, ¿no? .-
-. Si, la Romi gusta de vos, ella me dijo... .-
-. ¿Ella te dijo? ¿En serio? ¿Que te dijo? ¿Que te dijo? .-
-. Ah, que para ella vos eras el más lindo de los dos... .-
-. jajaja, ¿en serio? uy... no sé, ella es tan linda .-
-. Si es linda .-
-. Es mas linda que la Mónica .-
-. ¿Cuál Mónica? .-
-. Aquella de la playa, la hermana del Maxi .-
-. uh Leo, ni hablar ¡mucho más linda! .-
-. Y Lorena gusta de vos, ¿viste? .-
-. ¿Te parece? .-
-. Claro che, ¿no viste como te abrazaba cuando ustedes ganaron al ping pong? .-
-. Puede ser, pero... .-
-. ¿Qué? ¡No me vas a decir que no te gusta! .-
-. No, ella es linda, pero a mí me gusta Elisa .-
-. ¡QUEEEEE ????!!!!! .-
-. ¡pssssshhhhhhh callate boludo, que vas a despertar a tu hermana!.-
-. pero Elisa bolu, con esos aparatos en los dientes, tan flaquita... .-
-. Sí .-
-. ¿Por que te gusta Elisa? .-
-. Porque es loca .-
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Música: Porno for Pyros - Pets.

lunes, julio 23


La Otra Elisa



Por Pablo Candi


Capitulo I:

Yo nunca dejé de ser niño pero en aquel verano tenía 13 años y no quería dejar de ser niño. La combinación perfecta de lo que para mí significaban las palabras verano, vacaciones, sur y mi primo, me daban ese color, esa sonrisa, esa vida encima de la vida, una alegría constante, un estado de gracia que solo podía ser festejado jugando. Jugaba sin tiempo, solo parando para ir a comer, o ir al baño... mi primo y yo, y un nuevo mundo por hacer, un nuevo mundo para nuestra colección particular de autitos. Armábamos todo, puentes, edificios, supermercados, ciudades enteras... todo en miniatura, todo chiquito, un mundo transportable, un mundo que pudiese ser armado o desarmado en 15 minutos. Un mundo práctico, nuestro mundo, el único. Fuera de él, estaba la casa, la familia, los otros, un barrio en la ciudad de Rawson, en la Patagonia, al sur del sur.
Pero todo eso cambió un día caliente de Febrero. Mi primo Leo gritó desde la calle y llegó corriendo, pidiendo auxilio, había sido atacado con bombitas de agua. Lo escuché decir:
-. ¡Ahora van a ver, voy a llamar a mi primo! .-
Y esa frase me cargó de responsabilidad, al final yo era el mayor. Así que salí a la calle esperando ver a los vándalos que... eran chicas! tres chicas sonrientes y lindas como nunca había visto, parecían ángeles (mucho tiempo después yo aprendería a diferenciar mujeres de ángeles, con alguna ineficacia)
Me quedé parado ahí, viendo como todo cambiaba rápidamente. Hasta entonces, para mí, las chicas carecían de importancia, no eran necesarias, en la escuela lo peor era que te dijeran que tenías novia: -. ¡El que no salta tiene novia! ¡El que no salta tiene novia! .- Era el cantito, y todo el mundo saltaba, yo también. Pero alguna cosa estaba cambiando y mi primo percibía aterrado como las chicas me empapaban.
Pero como la espontaneidad es una cosa que olvidamos en la infancia, nosotros no la habíamos olvidado todavía.
El Leo se calmó un poco cuando grité: -. ¡Carnavaaaaaaaal! .- Y corrimos juntos para la casa, y cargamos unos baldes con agua, y mojamos a las chicas, y ellas nos mojaron, y comenzó una batalla de agua, de resbalones, de risas, de:

-. ¡Paren! ¡Paren! me cansé... basta .-
-. ¿Ustedes viven ahí al lado? .-
-. Si, y él es mi primo que vino de Córdoba .-
-. ¿Ah sí? ¿Y como se llama? .-
-. Pablo .-
-. ¿Y vos? .-
-. ¿Leandro, y ustedes? .-
-. Yo Lorena .-
-. Y yo Romina .-
-. ... .-
-. ... .-
-. ¿Y vos? .-

-. Elisa .-
Y su voz entró en mi cuerpo y se quedó ahí repitiendo su nombre en mi corazoncito vacío, haciendo eco. La forma desesperadamente suave con que ella pronunciaba la “s”... un pequeño nudo en la panza que crecía a cada palabra o movimiento de ella, y esa impresión de despertarse por primera vez, descubrir esa piedra en el estómago, que a veces pesa, a veces quema.

Esa misma tarde nuestro pequeño mundo fue desarmado y escondido... en 15 minutos.

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Música: Tupac - Do for Love.