sábado, marzo 29

Break Chat!

(Extra Brut)

Pau Candi dice:
siempre tengo que conciliar entre lo lindo y lo feo, lo bueno y lo malo, el mundo del nunca jamás y las cavernas

Pau Candi dice:

el diablo y el angelito en el oído

Emilse dice:

no existe la hemiplejía de la virtud

Emilse dice:

todo lo bueno tiene algo de malo y viceversa.... ya lo sabes

Pau Candi dice:

hemiplejia de la virtud!!!!! esa estuvo buena

Emilse dice:

nietszche darling

Pau Candi dice:

si

Pau Candi dice:
pero igual veo esa foto de la nenita que eras y no consigo ver el lado malo
Emilse dice:

es cuestión de tiempo

Emilse dice:

no vivimos en el país del nunca jamás

Pau Candi dice:

se podrá conservar una cosa bella pura inocente por siempre?

Emilse dice:

la libertad de espíritu

Pau Candi dice:

por ejemplo

Emilse dice:

nada material seguro

Pau Candi dice:

no, seguro

Pau Candi dice:

mi alma

Pau Candi dice:

no es material

Pau Candi dice:

y se parece al país del nunca jamás

Pau Candi dice:

y a vos cuando eras chiquita

Emilse dice:

conservala entonces

Pau Candi dice:

ella me conserva a mí

Yo la haría mejor (Critica de Cine)

Original Soundtrack

Los “Original Soundtrack”, la música seleccionada o hasta creada especialmente para determinada producción audiovisual, siempre tuvo una importancia fundamental. Hay buenas películas con mala música, y bandas sonoras que superan a la película o la salvan. Y obviamente hay malas películas con malas bandas sonoras, una coherencia que no merece análisis.

Hay ejemplos como “Heaven” de Tom Tykwer, cuya música es interpretada por el minimalista Arvo Pärt, o “Les Choristes” dónde la música es superior al propio filme o por lo menos lo rescata, minimiza los errores, resalta las virtudes.

Hay películas malísimas como “Judgment Night”, que sin embargo han tenido una banda sonora legendaria, que mezclo bandas consagradas del por entonces muy de moda “Grunge Rock” y el incipiente “Hip Hop”, creando en la mezcla un subgenero musical que prometía, el “Glam”.

Después están las grandes películas con grandes bandas sonoras, que consiguen un equilibrio soñado, como el viejo Ennio Morricone en “The Mission”, por ejemplo.

Otro ejemplo de esta armonía entre la propuesta visual y la música que la acompaña y sostiene es la reciente “The Assassination of Jesse James by The Coward Robert Ford”. Compuesta por Nick Cave y Warren Ellis, apoya cada uno de los momentos de una propuesta desafiante, contar una historia de la cual todos sabemos el final. Pero como el arte del cine no es tan solo contar una buena historia sino también de que manera contarla, y la música es un lenguaje sutil, universal, subliminal, que consigue profundidades inaccesibles a la palabra, se celebra la acertada y delicadísima elección de cómo decir lo que se dice.

martes, marzo 4

Mansedumbre de domingo



Solo el domingo, entre todos los días, puede morderte a traición después de años de pasear a tu lado, llover en tu techo, dormir en tus tardes de Mozart y tostadas.
Domingo la angustia de durar tan poco, de oscurecer tan invernalmente rápido, de ladrar la amenaza del Lunes y su despiadada perpetuidad.
La luz naranja deja el patio mediodía, se amarilla, se abate, se esverdea, luego azula y luego falta. La noche del domingo nunca duerme, los grillos rabian las luciérnagas, los lobos esperan adentro de uno mismo.
Los pensamientos se vuelven en tu contra, como compañeros muertos que culpan tu vida la desgracia, y te miran con ojos blancos y cuchillos que brillan en la luna.
Pero llega ella con su alma o viceversa y se entrega blanda como solo una mujer nace entregarse, y el día esquiva la tormenta que de tanto no entender yo había formado. Sin viento limpia el cielo de mis truenos y sin viento hace el silencio del que brota el otoño y su caída.
No alcanza su miedo a mitigar la quietud de andar palabras sin peso y aún con su presencia volátil, inasible, casi recuerdo, me enseña como se amansa un día que dolía como final, mordía como veneno.
Y el domingo lame de mi mano ahora, aleja el tiempo, los taxis, su partida, y me acompaña la diferencia de caminar sin ella.