sábado, diciembre 12

Sensaciones Encontradas



Hoy sentenciaron a Menéndez y otros esbirros a muchos años de cárcel por los crímenes cometidos en la última dictadura militar y cuando escuchaba el veredicto, sentía un gusto amargo.

La justicia tarda pero llega, dicen, aunque cuando llega tan tarde es difícil considerar que realmente llegue. Uno ve esos viejitos con cara de amargados y piensa ¿Esos fueron torturadores, violadores, asesinos, esos viejitos? ¿Tiene sentido condenarlos ahora a penas que no podrán cumplir porque morirán antes, mucho antes de cumplirlas?

Canal 12 y Canal 8 en sus respectivos noticieros se tomaron el tiempo de dejar prácticamente todo el discurso de Menéndez, lo que llaman "palabras finales". No hicieron lo mismo con la acusación del fiscal, pero si tomaron la cuestionable decisión de darle divulgación a las frases del ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército y la vieja teoría de los dos demonios, esto era una guerra, si nos juzgan a nosotros júzguenlos a ellos también, los terroristas que sobrevivieron ahora están en el poder, y toda esa basura que no resiste el menor análisis.  

Por otro lado, acompañando los juicios, los familiares, Madres de Plaza de Mayo, HIJOS, y militantes de partidos de izquierda insisten en cantar una canción que es profundamente trágica. La letra dice lo siguiente: “Como a los nazis les va a pasar, a dónde vayan los iremos a buscar”. Pero, pensemos un minuto, ¿Quienes fueron a buscar a los nazis a donde sea? ¡El Mossad! El servicio de inteligencia israelí, que está muy lejos de respetar los derechos humanos y cuyas tácticas son muy similares a las utilizadas por los militares durante las dictaduras. Entraron en países sin permiso, violando su soberanía, secuestraron a sus objetivos, los trasladaron en secreto hacia Israel donde los ejecutaron sumariamente. Eso no es justicia, es venganza. ¿A quien están emulando en su cancioncita los izquierdistas y luchadores de los derechos humanos? Al servicio de inteligencia más fascista y criminal del mundo. ¡Vaya contradicción!

Finalmente el gobierno de Estados Unidos reconoció las elecciones fraudulentas que el gobierno de facto de Honduras arregló para que gane la derecha. La secretaria de estado, Hillary Clinton, advirtió a los países latinoamericanos para que "Piensen dos veces si desean coquetear con Irán". Y el presidente Obama recibió el premio novel de la paz mandando miles de soldados a Afganistán y diciendo que “algunas guerras son necesarias y justificadas moralmente”. Exactamente el mismo argumento con que los militares argentinos justifican el uso de la tortura, los secuestros, asesinatos y desapariciones, era una guerra.


miércoles, noviembre 4

4:39 Silencio de falta de lluvia





El cielo de la noche ilumina mi habitación, se oye un murmullo de agua, un perro que ronca y algún avión. También mi estómago que desde la discusión está hecho un revoltijo.
Todo huele a papel quemado, a humo… pero está fresco y tengo que dejar las ventanas abiertas para que se enfríe la casa, así durante el día, se puede soportar el calentamiento, ese global.
Me duermo, sueño que me llama por teléfono pero luego es ella la que atiende, entonces era yo el que llamaba. Me quedo en silencio, oigo su voz que dice “Hola”. Su primer “Hola” es normal, despreocupado, el segundo es jovial, casi divertido, el tercero molesto, algo irritado, entre ellos hay breves silencios respirables, luego corta.
Ninguno de sus “Hola” es triste como yo esperaba. Ella está bien, no está deshecha como yo… esperaba.
Estoy encerrado en su recuerdo, peor que encerrado, porque aún el encierro es un lugar. Yo estoy atravesado por la reja, clavado ahí, soy la reja… me despierto sobresaltado. Lo que se detesta de las pesadillas es que no tengan esa diversidad de interpretaciones, como el resto de los sueños. No, las pesadillas son invariablemente una mierda.
No me siento mal, mucho, muchísimo menos bien. Tengo esperanza, aunque hace rato haya dejado de parecerme algo bueno la esperanza, o al menos algo que me beneficie realmente de algún modo.
En ese sentido la esperanza es como la fe, una fuerza ajena a la razón, estúpida, tozuda, que te mantiene vivo como el café te mantiene despierto.
Aunque no sea vida esta vida, ni estar despierto estos ojos abiertos.



miércoles, agosto 5

La Muerte, ese final

Y un día, desavisado, me topo con la muerte del ser más vivito y coleando que había a mi alrededor. Aquel gatito que rescaté del hambre y el frío y que con su mirada dulce y sus saltitos alegres me arrancaba sonrisas en medio del pensamiento siempre en guerra entre lo que quiero hacer y lo que tengo que hacer. Ese animalito que me despertaba a la mañana, se dormía en mis brazos, me esperaba a la noche, ese que salvé de la muerte, muere. Su cuerpo aparece ya sin él, todo blando y abandonado y me deja un agujero más grande que el ozono. No sé que le pasó, quien lo mató, cómo, por qué, no creo que tenga mayor importancia, no entiendo la muerte.


No entiendo la muerte.


Buscando una respuesta abrí el libro de Barthes que me regaló Eva en una página cualquiera. Decía justamente: Sin Respuesta. “La Muerte es sobre todo esto: Todo lo que ha sido visto, habrá sido visto para nada. Duelo de lo que hemos percibido.”


El final de una vida, de un amor, hace tambalear la razón de su comienzo.


viernes, julio 10

Lo Increíble

Tiene ojos chiquitos, lochoquitos, y a veces se pinta apenas los párpados, se marca las pestañas, apenas. Son negros, profundos, y cuando levanta la mirada mi corazón se esconde. Está sentada ahí, a dos mesas de distancia, al frente mío. No le hablo, no se que decirle... con ella no funciona el "Mirame, Mirame, Mirame", no me mira, nunca.

La cafetería de la facu tiene una desagradable iluminación artificial, parece una farmacia. Entran los desaforados de siempre a los gritos discutiendo intrascendencias deportivas o políticas. Yo me sobresalto, me irrito, ella apenas los percibe. Siempre almorzamos juntos, es decir a dos mesas de distancia, pero en la misma cafetería de la facultad, que además de florecentes y desaforados tiene un buen café a un precio accesible. Hacemos tiempo, ella y yo, entre las clases de la mañana y las de la tarde. Debe vivir lejos también, subte más tren, la vida por una ventanilla, siéntese señora y el tratrac tratrac, tratrac tratrac...

Me gusta su leve y permanente tristeza, mira así, todo, así pasa las hojas de su cuaderno, así sonríe. Alguien me dijo que se llama María de los Ángeles, tal vez por eso la pena, los católicos no suelen ser gente feliz, tan cargados de culpa, de pecado, de cosas que no se pueden hacer. Pero ella no parece una ferviente religiosa, parece llena de preguntas, de dudas, y los creyentes no suelen preguntarse, no dudan, dios es la anulación de los grandes cuestionamientos de la humanidad, tal vez por eso fue inventado.

Escuché que sus amigas la llaman Marie, Marian, y derivados, yo todavía no la he nombrado. Cuando pienso en ella se me vienen imágenes de mar, del azul del mar, el violeta del cielo cuando se acaba el día, o la sensación de cuando la montaña se alza sobre las nubes... su nombre me huele a tierra mojada, a selva acariciando las olas espumosas, a salgamos de aquí.

Una vez se fue de la cafetería apurada, alguien la llamó que llegaba tarde, dejó en la mesa unas servilletas con anotaciones y dibujos que hoy son mi tesoro. Allí, entre otros lugares, busqué razones para su imperceptible, suave y constante tristeza. Había dibujos de monstruitos comiéndose edificios de envidiable perspectiva, anotaciones de cosas por hacer y el nombre Daniel Brühl. Mi corazón dejó de estrujarse cuando supe que el tal Daniel era un actor alemán, el que hizo "Good Bye Lenin", que es una buena peli y que hubiese sido mejor si Yann Tiersen no le hiciese una música tan parecida a la de Amelie.

Ella también se viste bien, como Amelie, combina cada prenda prolijísima, original sin ser exagerada, aunque se contradiga un poco cuando su ropa dice: ¡Ey, acá estoy! Y su cuerpo en cambio dice: trágame tierra (y lo dice bajito, casi susurrando).

En una de esas servilletas había una inquietante frase que dejaba entrever algún pasado desprovisto de éxitos, decía en letras clavadas en el papel: “Hacer las cosas bien”, así, como una orden a si misma. Como quien no se disculpa ciertos deslices, ciertas pérdidas de tiempo, ciertos impulsos que cayeron al vacío.

Así, severa consigo misma, con esa sonrisa de “no, gracias”, esa voz como abajo del agua, esas manos preocupadas por su pelo, esa carita de niña con ciertas reminiscencias de actrices de cine, ella y su apagada tristeza, ahí. Y yo aquí, sin encontrar las palabras justas para hablarle a su alma, la miro en silencio, esperando que un día pase lo increíble.








martes, mayo 12

Sol de Otoño

-. Hola ¿Tiene alfajores Terrabusi Blanco? .-

No. Ya no se consiguen, pregunté en varios quioscos, me gusta caminar con frío, me gusta ir a verla, casi tanto como verla, ir. Son las tres de la tarde, ella dijo a las siete, en el medio hay que llenar el tiempo. La vida es esto, tres o cuatro cosas importantes por año, el resto es llenar el tiempo. Ella es importante para mí, siempre lo ha sido, extrañamente nunca hicimos demasiado para acercarnos más, como si supiéramos que no podríamos hacernos bien sin hacernos mal, y ni siquiera es por eso. Ni siquiera es por eso.

-. Hola, alfajor Terrabusi Blanco ¿Tiene? .-

Ya no se consiguen.

Ella sonrió sorprendida, verdaderamente sorprendida -. Ay ¿Cómo te acordás? .- Tengo una memoria jodida Sol, se olvida de absolutamente todo salvo de aquellas cosas que por alguna razón preferiría olvidar, de esas se acuerda detalladamente, con una precisión admirable, recuerda a colores, con sonido surround, y sin tiempo. Yo y vos siempre fuimos sin tiempo. Fue ayer, llegaste con ese tacho vacío de pintura roja, seca, pegada en los bordes, y algunos poemas, frases, papelitos, tu sonrisa detrás, feliz cumple. Ayer fue. Ayer jugábamos al metegol, yo nunca me dejé ganar, nunca me dejé ganar, eras buena, sos buena, yo te amo. Y aunque el tiempo no exista hemos cambiado, lo noto porque me doy por vencido más fácil, te compro cualquier chocolate y toco el timbre. Vos decís: -. ¿Pau? Ya bajo .- y yo pienso, me estaba esperando, ella no sabe esperar, no espera a nadie, me espera, todavía. Quiero pensar que para ella soy especial, pero me niego, quiero pensar siempre eso, es mi problema con los demás, ése y la memoria jodida, y el estómago, siempre en guerra.

Llega, abre la puerta, se excusa de cosas, está acelerada, nerviosa, hermosa, en mi mente se cruzan rápidos pensamientos para tranquilizarme: no es por vos, ella es así, no es por vos.

Entramos al departamento, la realidad de su lugar es más pequeña e insípida que las imágenes con las que días antes jugué a dios, a detener el tiempo, a parar el cursor en un cuadro, en la expresión perfecta, y recordar esa sensación en el corazón que se parece a la muerte, a la muerte pequeña de estar enamorado.

Pero estoy más viejo, ya no me enamoro, ya no me desespero, ella sí, se desespera, brilla, le salen las palabras como agua a presión, y luego se cansa o huye. Está demasiado flaca, algo la consume, algo dentro de si misma la está devorando.

Tomamos mate amargo, bien caliente, reconozco sus juguetes, sus fotos, esa enorme calidez de mirar sus ojos. Tiene dos uñas pintadas de los dedos de una mano, los otros dedos no. Tiene el pelo reseco y en su cara, en su piel, se nota la falta de caricias. Cuando nos abrazamos para saludarnos, sentí que si hacía un poco de fuerza podía fusionarla en mí, meterla dentro de mi cuerpo, dejarla un rato ahí, calentita y protegida.

Tiene un poder increíble, pienso, está devorada por el dolor y sin embargo sigue, crea, hace música. Aparentemente está en un momento bárbaro y sin embargo tiene fobias, alergias, miedos, dolores físicos, enfermedades crónicas… pero no quiere decir la causa ni mucho menos aceptarla, la niega, se niega, siempre negó ese lado, su parte vulnerable, frágil, delicada, tierna. Se pone el disfraz de Panzer y se lleva todo por delante, inclusive a si misma o tal vez, solo a si misma. Habla, me cuenta cualquier cosa y noto que todo lo que dice no importa, no le importa, o le importó en algún momento pero ya no. Las cosas pierden el sentido mucho más rápido en ella que en cualquier persona que conozca. Además le cuento que puedo curarla pero no me presta atención, como casi todos, no quiere curarse. Las enfermedades, los dolorcitos, las molestias, son compañías, compañías desde uno mismo, esas que no pueden abandonarte.

Es raro, por las pequeñas ventanitas de su casa no se puede escapar y se nota que ella ya se fue de ahí, o nunca llegó verdaderamente. Es así, siempre fue así, cuando está parece querer irse, cuando se va invade tu pensamiento. Igual me siento bien, estamos consiguiendo jugar al juego de ser normales y hablar y ponernos de acuerdo. Estamos consiguiendo no pelearnos, no atacarnos, no ofendernos, no apartarnos, estamos consiguiendo no querernos.

Ella pone música pero la cambia enseguida, luego de nuevo y de nuevo, yo soy igual. Casi no hay silencios entre los dos, hablamos, tenemos esa rapidez mental para mantenernos entretenidos, para nunca dar lugar al perturbador silencio… pero sé que viene el fin, siempre llega el fin demasiado rápido. Una llamada por teléfono, una cena en casa de su madre, una película para entregar en el video club, un ascensor con luz de farmacia, y su corazón, que ocupa casi todo su cuerpo pero aún así consigue ocultarse y decir: bueno, me tengo que ir, chau Pau .- y prometer algún futuro.


Compro unas empanadas al frente, me tomo un taxi, las luces me sacuden la cara como ramas secas al pasar, camino lento lento hasta casa. Pongo su disco, escucho el tema nueve, ella y un perro, y me emociono, tiemblo, el estómago comienza de nuevo la batalla…

-. Tu música es de una dulzura abismal, aunque te hagas la mala, la que no te importa nada… y me doy cuenta que a pesar de todo, el alma se te sigue saliendo por los ojos .-


Es tan solo un día, Sol de Otoño, después hay que llenar el tiempo.


miércoles, abril 1

¿Descansa en Paz?

Murió el ex presidente Raúl Alfonsín y la muerte, territorio fértil para la hipocresía, hace florecer ahora a los pusilánimes, los ignominiosos, los periodistas comprados que hacen lo que les dicen, superfluos, falsos, vergonzosos. Ahora todos se llenan la boca de adulaciones, de reivindicaciones, de valoraciones desmesuradas. Ahora todos se llenan la boca de omisiones, descontextualizaciones, de olvido.

Alfonsín no fue ningún héroe, ningún prócer, no fue como Além, como Sabattini, ni siquiera como Illia, pero por lo menos no fue como De La Rúa. Un radical moderado, aunque esto suene contradictorio. Un tipo que empezó su gobierno con mucha fuerza, coraje, ideales, y pronto se dio cuenta que al país no lo gobiernan sus gobiernos, constitucionales o de facto. Ese poder oculto, esa fuerza económica que siempre dominó nuestras acciones, o mejor dicho nuestras inacciones, aquellas que permitieron durante décadas que en el fondo nada cambie, los ricos sigan ricos, los pobres sigan pobres. Y si al principio no entendió, intentaron derrocarlo para que entienda, esos militares cobardes, esos que mandaron chicos a Malvinas y se rindieron ante los ingleses, porque solo sabían matar y torturar a su propio pueblo. Le hicieron infinidad de paros los corruptos y mafiosos sindicalistas peronistas, aquellos que comenzaron con la violencia en el país, aquellos que luego negociaron con Menem la entrega del patrimonio nacional.

Alfonsín no le habló más al pueblo, no señaló a los que lo presionaban, no resistió, se rindió. Pactó con los militares y firmó las leyes de obediencia debida y punto final. Pactó con los grupos del poder económico, y la economía colapsó enriqueciendo a unos pocos, empobreciendo a todos los demás. Finalmente pactó con Menem, dejándolo hacer todo lo que hizo, deshacer todo lo que deshizo.

Alfonsín eligió equivocadamente la paz, en todas sus acciones, pero no hay paz sin justicia. O a la paz sin justicia la llamamos democracia.





Pau Candi

1 de Abril, 2009.

martes, marzo 24

¿Cómo estás?


A veces nos quedamos mudos de palabras y no podemos explicar como estamos, como nos sentimos, por lo menos no fehacientemente. Entonces decimos bien, como estás? Bien y vos? Bien… pero sabemos que eso no explica nada, es un saludo superficial, casi completamente inútil. A veces es más fácil no explicar o explicar de otra manera. Decir como estamos con películas o música por ejemplo, podríamos empezar a implementarlo. Yo lo sugiero.

Hoy estoy como película iraní, así silencioso y lento, así callado y contemplante, hoy el tiempo me pasa así por dentro, “El camello que Llora” o “Las Tortugas También Vuelan”. Hoy estoy Tom Yorke, Tom Yorke haciendo “Harrowdown Hill”, hoy me siento un “Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos”, si pudiese yo administrar mis recuerdos, borrar algunos, elegir otros, ponerlos en orden de conveniencias. Definitivamente hoy estoy “Crash”, completamente “Crash” de Paul Haggis, hoy siento más que nunca cada uno de los “400 Golpes” de Truffaut… A mi me gustaría estar “The Village” de M. Night Shyamalan, me gustaría estar “Garden State”, o “Punch-Drunk Love” de Anderson, me gustaría estar Bob Marley, o al menos Heavy D en “Delilah”… pero no, hoy estoy “Seven Pounds”, y aunque “La Esperanza Vive en Mí”, no sé que hacer con el dolor ni como redimirme del daño que no supe evitarme. Nina Simone, cantando “After You've Gone”, Chueco Piazzolla haciendo llorar su bandoneón. No importa, va a pasar, mañana estaré de nuevo fuerte como un tren, estaré Golden Gate Quartet - Golden Gate Gospel Train, mañana seré suave y dulce como Mayra Andrade, como Lisandro Aristimuño, como Vanessa da Mata y Ben Harper en “Boa Sorte, Good Luck”… por ahora mi destino no es fabuloso como el de Amelie Poulain, ni heróico como el de Huo Yuan Jia, ni siquiera es “Sukida”. Me salva la música como a “Danny The Dog”, sobrevivo como un “Mongol”, porque lo que no te mata se parece mucho a la muerte, y “Who's Gonna Save My Soul”, Gnarls Barkley? No, solo yo, solo yo puedo salvar mi alma o a lo mejor, viceversa.






Gnarls Barkley - Who's Gonna Save My Soul

martes, marzo 17

Mujeres Muertas

A Romina M.


Ante una sociedad enferma de violencia y desamor, insistir con la igualdad entre el hombre y la mujer es absurdo. Hombres y mujeres no solo no son iguales, son innegable y evidentemente diferentes. Toda tentativa por igualarlos, aún desde el pantanoso terreno de los derechos y obligaciones sociales fue, es y será, absoluta hipocresía.

La mujer no es débil intelectualmente, pero siempre lo fue y lo será físicamente.
Un hombre medio que nunca hizo ejercicio ni trabajo físico, tiene naturalmente tres veces más fuerza que una mujer que dobla su altura y peso. Por lo tanto una mujer está incontestablemente en inferioridad de fuerzas ante cualquier hombre. Si la mujer pretende igualar la fuerza física de un hombre, o se atrofia en un gimnasio o practica artes marciales, y aún así seguiría en desigualdad ante un hombre que llevase a cabo el mismo proceso. Por lo tanto, socialmente, tanto mujeres como hombres debemos aceptar esta diferencia y actuar en consecuencia.
Si tomamos real conciencia de que la mujer es frágil y está en inferioridad de condiciones ante la fuerza física del hombre, entonces no nos debería llevar demasiado tiempo darnos cuenta que los hombres debemos proteger a las mujeres. Padres a sus hijas, hermanos a sus hermanas, amigos a sus amigas y obviamente, maridos, novios o parejas a sus esposas, novias o compañeras. Una mujer violada es una mujer que un hombre no supo cuidar, ya sea el padre, el hermano, el primo o el vecino. Debemos hacernos cargo los hombres del cuidado de las mujeres, sean de nuestra familia o no.
Estamos cansados de ver en los noticieros la siguiente noticia: Hombre mata a su mujer y se suicida (o no). Cuando se profundiza la noticia está siempre existente el camino repetido hasta ese crimen, cargado de violencia, de inútiles denuncias policiales, de amenazas que anuncian el trágico final. ¿Por qué nunca escuchamos noticias del tipo: hombre es hospitalizado tras feroz golpiza, se presume que los familiares de su compañera serían los autores de la paliza, aparentemente por reiterados actos de violencia del agredido hacia su mujer?
¿Quién demonios inventó que la familia es un núcleo cerrado dónde nadie, salvo los miembros de esa familia, puede tener acceso?
Si existe un padre o esposo golpeador, los parientes o vecinos, no solo tienen la obligación moral de llamar a las autoridades y denunciar el hecho, tienen el deber civil de intervenir y detener esa violencia inmediatamente.
Una mujer que es golpeada por su pareja más de una vez, está aceptando, ella y todo su entorno familiar, que la violencia de su compañero es natural. La agresividad del hombre es natural, nunca la violencia, y mucho menos contra sus seres queridos.
Los hombres debemos proteger a todas las mujeres que podamos, y las mujeres deben dejarse proteger, deben dejar del lado el falso orgullo del “Yo me cuido sola”, aceptar su fortaleza y su debilidad. Los hombres somos débiles moralmente, las mujeres físicamente. Los hombres morales debemos cuidar a las mujeres del peligro que representan los hombres inmorales. Las mujeres deben aceptar esa protección y además, de ser necesario, solicitarla, incluso exigirla.

Solo así detendremos la violencia familiar. Solo así dejaremos de tomar como normal que en una sociedad, creada supuestamente con el fin de que sus miembros vivan más cómodos y seguros, sigan cayendo mujeres víctimas de la inmoralidad de los hombres y la total desprotección policial, judicial y política de esa sociedad donde teóricamente vivirían mejor.

No hay que creer en la justicia, hay que llevarla a cabo.



Pablo Candi
Martes, 17 de Marzo de 2009.





1° de enero. José Alberto Pérez (40) asesinó a puñaladas a su mujer, Nora Díaz (34), en barrio Centro América.

11 de enero. El médico Roberto Martínez apuñaló a su esposa Silvia Costamagna, en Alta Gracia.

25 de febrero. En San Francisco del Chañar, Víctor Herrera (33) se suicidó después de matar a su pareja María Bustamante (23).

6 de marzo. En la villa El Tropezón, Darío Gabriel Furlán (26) ultimó a su novia Marisa Romina Macaluso Murúa (20) y se suicidó.

8 de marzo. Gerónimo Ludueña (34) mató a Claudia Pereyra (30) de dos puñaladas en el abdomen y luego se suicidó.

14 de marzo. En el marco de una pelea conyugal, Aldana Ramírez mata de una puñalada a su hijo Davie, de 10 años.

16 de marzo. Mirta Alejandra Arias es muerta a golpes, supuestamente por su ex pareja en un descampado de barrio Sachi. Continúa la búsqueda de su hija de 5 años.

viernes, marzo 13

El Beso en el brazo

Capitulo 1

Atrás

¿Por qué uno espera lo que sabe no va a venir? Esa tozudez de la esperanza es tan estúpida y sin embargo nos mantiene vivos. Seguimos porque tal vez, solo tal vez… cuando descanses de esperar, aparezca. Su cara grave y distante, atrás su cuerpo cansado y triste, más atrás su pasado agrio y… aún así su belleza, primera, desganada, ojos desatentos que parecen solo ver el ruido de sus pensamientos, sonrisa mínima, gesto de labios parpadeando como alas de ángel caído, su caída, su corazón por el piso y el dolor y la tibieza de su cuerpo casa, su cuerpo refugio, silencio.
La encontraría si la buscase pero odiaría descubrirme esperando en una galería, una parada de colectivo, una calle de barrio. Siempre me limpié de obsesiones y vigilancias, nunca quise perseguir ni abandonarme a la desconfianza y la sospecha, ese fue y será terreno de los débiles, de los cobardes, de los traidores. Yo voy con mi verdad al frente, como dice mi padre, o al menos lo intento.
Simplemente podría sentarme en la plaza de un solo árbol, aquella que bauticé nuestra, después de lograr derretir el témpano furioso al que me condenó, por no saber correr la cara a tiempo, alejar con las manos éstas que solo saben acercar, esa pequeña traición calmada, nunca perdonada. Pero muy probablemente ella ya no camine hasta esa parada frente a la plaza, ya no espere en la fila con la mirada de niña perdida y el cuerpo lleno de espinas, no se me acerquen.
Podría a cierta hora pararme a observar la vidriera de la librería, alternando entre las tapas de los libros y la gente que sale de la puerta del edificio donde trabaja. Pero ella debe haberse cansado de ese empleo también, debe haberse cansado de la gente, de Emilia, de los gordos y acalorados programadores, de no ser reconocida o de serlo solo cuando usa escote. Ella se cansa fácilmente de los otros, del reflejo de si misma en los otros, ella abandona, se abandona.
Pasará horas en su cama abrazando almohadones, recuerdos, a su perro u a otro hombre como su perro. Lloverá sobre su ventana y se escucharán los movimientos de su abuela en el cuarto de al lado, sus padres en la parte de abajo de la casa, las gotas caerán sobre el agua sucia de la pileta, sobre los techos de las casas del barrio por donde podría caminar yo, como quien busca otra cosa, caminar nomás que es una forma de esperar desesperada.
Pero no, aún si la encontrase ella se sentiría acechada y aunque en su íntima conciencia me haya pedido y aún me pida, solo me recibiría su rencor, su desprecio, sus armas, mortales para mí.
Prefiero llamarla en silencio las pocas veces que camino por el atormentado centro de la ciudad, buscándola en cada mujer y en algunos espacios vacíos. Prefiero llamarla en voz baja, las muchas noches en las que me dejo caer en la cama y mi mano derecha busca apoyarse en su cadera para al fin cerrar los ojos demasiado abiertos y entregarse al olvido del demasiado recuerdo.
¿Te acordás Ema, mi mano en tu cadera? Yo apretaba levemente con mis dedos y repetía: -. Me gusta este hueso .- y vos me dejabas morder la ternura de mi gusto por una parte tuya que no era la que a todos, y dejabas los ojos cerrados, el alma… el piano de Red Garland tocando “All Alone” y esa sensación triste y suave de última noche que tenía cada noche. Me dormiría al fin frágilmente para sobresaltarme con las primeras luces de la mañana, en la que te levantarías desgarradoramente, te vestirías despiadadamente rápido, y te despedirías sin amor, como se despiden los que se van para siempre. Y yo me quedaría concienzudamente despierto, ausente, pensando si volvería a ver tu cara grave y distante, atrás tu cuerpo cansado y triste, más atrás…

domingo, febrero 15

San Valentino

Valentino Cosicuratta nace en la ciudad de Terni, Italia, cuando Terni se llamaba Interamna y era una aldea de origen umbro. Los italianos, estancados en esa mezcla de heredada corrupción y soberbia romana, agigantaban el poder de una iglesia católica que aseguraba tu lugar en el paraíso, por una buena suma de dinero, no importaba que hubieras hecho en la tierra. La pequeña Villa no era la excepción, los casos de adulterio se multiplicaban de manera alarmante. Valentino, víctima de uno de ellos, decide entregarle su vida a dios, aunque éste se la devuelve una y otra vez, con inagotable dolor. Su tristeza va templando un espíritu de benevolencia y desinteresada generosidad. El sacerdote, incansable, atiende a sus fieles, los escucha, confiesa, consuela, perdona. Gana adeptos rápidamente, su fama recorre las cercanías, todos piden confesarse con el joven padre de mirada blanda y manos tibias. Después de estar a su lado una extraña sensación de bienestar y plenitud invade los corazones torturados por la culpa y la vergüenza. Pasan los años y con ellos el reconocimiento a su labor, sin embargo nada cambia el nombramiento de Obispo en la manera de entregarse a los demás de Valentino, la iglesia es mayor, las ropas más caras y vistosas, pero él continúa paciente y rendido, posando sus manos sobre las frentes afligidas, cerrando los ojos sobre la confianza de los desesperados, diciendo en voz baja las palabras del perdón, en el idioma de Dios.

Finalmente se conmueve el Creador y decide aceptar el alma de este humilde servidor. Manda a Simona, la bella mujer infiel que traicionó a Valentino en la juventud, entrar a la iglesia la fría mañana del 14 de febrero. Al verla, el obispo de Terni se saca la mitra, se deja caer lentamente tomado del ambon, queda sentado en el escalón del altar. El aire se niega a entrar en su cuerpo, su corazón espera antes de latir, espera… espera.


Chris Cornell - Arms around your love