miércoles, abril 1

¿Descansa en Paz?

Murió el ex presidente Raúl Alfonsín y la muerte, territorio fértil para la hipocresía, hace florecer ahora a los pusilánimes, los ignominiosos, los periodistas comprados que hacen lo que les dicen, superfluos, falsos, vergonzosos. Ahora todos se llenan la boca de adulaciones, de reivindicaciones, de valoraciones desmesuradas. Ahora todos se llenan la boca de omisiones, descontextualizaciones, de olvido.

Alfonsín no fue ningún héroe, ningún prócer, no fue como Além, como Sabattini, ni siquiera como Illia, pero por lo menos no fue como De La Rúa. Un radical moderado, aunque esto suene contradictorio. Un tipo que empezó su gobierno con mucha fuerza, coraje, ideales, y pronto se dio cuenta que al país no lo gobiernan sus gobiernos, constitucionales o de facto. Ese poder oculto, esa fuerza económica que siempre dominó nuestras acciones, o mejor dicho nuestras inacciones, aquellas que permitieron durante décadas que en el fondo nada cambie, los ricos sigan ricos, los pobres sigan pobres. Y si al principio no entendió, intentaron derrocarlo para que entienda, esos militares cobardes, esos que mandaron chicos a Malvinas y se rindieron ante los ingleses, porque solo sabían matar y torturar a su propio pueblo. Le hicieron infinidad de paros los corruptos y mafiosos sindicalistas peronistas, aquellos que comenzaron con la violencia en el país, aquellos que luego negociaron con Menem la entrega del patrimonio nacional.

Alfonsín no le habló más al pueblo, no señaló a los que lo presionaban, no resistió, se rindió. Pactó con los militares y firmó las leyes de obediencia debida y punto final. Pactó con los grupos del poder económico, y la economía colapsó enriqueciendo a unos pocos, empobreciendo a todos los demás. Finalmente pactó con Menem, dejándolo hacer todo lo que hizo, deshacer todo lo que deshizo.

Alfonsín eligió equivocadamente la paz, en todas sus acciones, pero no hay paz sin justicia. O a la paz sin justicia la llamamos democracia.





Pau Candi

1 de Abril, 2009.