sábado, agosto 21

martes, agosto 3

Navegar nao é preciso, rebelarse es preciso!

 
Creo que en algún punto de la vida las personas se pierden del caminito trazado para ellas, trazado por otros de hecho y que de alguna manera, increíble manera, llegaron a convencerse que trazaban por si mismos. Se desvían aunque sea temporalmente, ínfimamente, de eso que se supone que es lo que se supone que deben hacer. Hablo de que te criás en un barrio, tenés tus amigos, tu colegio, tu universidad, tu estudio, tu novia, todo está bien, todo es como se presume debe ser, pero un día, un día, conocés a una persona en cualquier momento, en cualquier lugar, y casi en cámara lenta girás la mirada, ves, casi por primera vez a otra persona, comenzás a hablar y todo se va a la mierda. Gracias a dios, menos mal, todo se va a la mierda.

Las cosas están mal, es bueno que se vayan a la mierda. Tu vida definitivamente debe ser tuya y la única forma de que eso pase es que dejes de seguir un caminito previamente trazado para vos y que creas ilusamente que estás eligiendo. No estás eligiendo un carajo, las opciones son tan básicas y tan obvias que esa libertad que creés tener para elegir es tan falsa como el sueño americano, que en menor medida, nosotros también seguimos.

“Quiero ser feliz”, repiten los alienados, como si eso fuera posible, la felicidad son espacios muy medidos de tiempo, no existe como un concepto final, ya está, ahora soy feliz, es absurdo. Nadie es feliz mucho tiempo y todos lo somos alguna vez, así que basta con eso de mi objetivo es ser feliz, es una muletilla repetida. Además ¿Por qué creemos que repitiendo muletillas, caminos para nosotros trazados por otros, haciendo exactamente lo que se espera que hagamos, vamos a ser, aunque sea momentáneamente, felices?

Hay que distinguir, es muy muy importante distinguir, entre lo que realmente queremos hacer, queremos ser, queremos vivir, y lo que creemos que queremos. Creemos que queremos cosas, formas, personas, porque estamos programados, desde la familia, la escuela, la universidad, esas manos que el sistema tiene para modelarte a su imagen y semejanza. Pero no es eso lo que somos, podemos remodelarnos. La rebeldía llega en el momento justo, la adolescencia, y no es casual. Exactamente en ese momento uno debe rebelarse, sacarse el moldecito, desaprender, deseducarse, sacarse el chip, desviarse del camino oficial y buscar el propio. De lo contrario es probable que ya no puedas recuperarte, porque la rebeldía se aquieta y luego vienen la apatía, y mas tarde la resignación, y cuando querés darte cuenta es despiadadamente tarde. Estarás discutiendo con tu hijo, prohibiéndole ese viaje al Machu Pichu, reclamandole que estudie abogacía, o estarás estudiando vos mismo abogacía ¡A - bo – ga - cía!

Escuchá, ni vivir, ni volar, ni navegar es preciso, rebelarse sí. Rebelarse es preciso e indispensable, es el primer paso, fundamental, necesario, hacia una verdadera libertad, hacia un verdadero descubrimiento de uno mismo. No creer nada de lo que te dicen, buscar tu propia verdad y actuar en consecuencia. De lo contrario serás siempre un esclavo, una oveja de este gran rebaño, haciendo exactamente lo que te dicen que hagas, dando exactamente lo que se espera que des, nada. Tendrás una vida mundana igual a la de cualquier otro y te sentirás irremediablemente vacío, solo, angustiado, aunque te bombardees de actividades, fiestas, amigos, trabajo, lo que sea para tapar ese sentir y no quedarte ni un segundo solo y en silencio con vos mismo, rectificando aquella terrible frase de Carl Jung: “La gente hará cualquier cosa, hasta lo más absurdo, para no enfrenarse con su alma.”





Pau Candi

Agosto 3, Martes. Dos mil 10.



Música: The Black Keys – Unknown brother.