domingo, abril 15

Apología



¿Cual es el mecanismo que nos hace de repente, y sin motivos aparentes, recordar a una persona? ¿Por qué aparece esa persona en el camino de tu vida, primero? ¿Se supone que debés aprender algo de ella, enseñarle algo, sin querer tal vez, aprender juntos, algo? Solo pensar que al universo, o al orden que lo rige, y un orden inteligente lo rige, eso no es creer en dios es, observar alrededor... al orden inteligente que lo rige, decía, le debe costar muchísimo unir los caminos inconexos de dos personas diferentes... y para qué? ¿Debe primero todo tener un para qué? ¿Se permitirá el orden universal la idiotez del azar? Causa y efecto. Una ley universal respetable... pero ¿por qué recurro al infinito para justificar tu presencia en mí después de tanta ausencia de nosotros en nosotros y en todo? ¿Este desorden en mí debería ser compartido? Sí, por que nunca dejé que las palabras se enfriaran en su inmediata consecuencia. Sí, hoy, un día como cualquier otro, absurdamente único e irrepetible, nublado, con algunas gotas finas y lentas mojando mi humana terquedad de seguir adelante con una vida sin saber su razón de ser... te recuerdo. Maga. Al alma dentro o fuera o en vos, Maga. ¿Qué pensarás? ¿Me recordarás? ¿De que manera? ¿Seré yo algo del misterio que vos sos para mí? ¿Podrá el misterio encontrar un agujero de seguridad por donde expresarse en esa poderosa fortaleza que es tu mente? ¿Por qué el universo no ha vuelto a reunirnos? ¿Será eso finalmente el olvido? ¿Estaré yo, luego yo, vehemente admirador de la naturaleza, del orden de todas las cosas, de esa inteligencia que muchos llaman dios, violando alguno de sus principios básicos al recordarte? Y de ser así, ¿por qué no me importa? ¿Es amor esta pequeña rebeldía? Es amor esta pequeña rebeldía. 




Y recordarte permanecerá impune, aún después de esta apología.