martes, noviembre 4

Lágrimas de Cocodrilo



Vivió siempre solo, aún rodeado de otros como él, no eran realmente como él y eso es la soledad, no otra cosa. La cosa es que al conocerla, él, reflejado en sus ojos comenzó a verse, y con el cariño de ella comenzó a quererse. Quererse y quererse ir, porque la casa de todos era un estanque para él. Estancado no podía crecer, y no poder crecer duele como duele no poder. El poder es solo el que se tiene o no se tiene sobre uno mismo y así partió un día, que era en realidad una noche, y la atravesó sin mirar por dónde ni hacia dónde. Sus pies apuraron el paso y en el pecho algo latía apurado, sentía que se olvidaba algo y no sabía que… Que ella sentía como él, que los días le dolían y el estanque la estancaba, que sus ojos la reflejaban como lo reflejaban a él… entonces volvió, más apurado que antes, antes que el corazón le explote y se encienda el sol en el horizonte. Horizonte contorneado por la figura de ella, que esperaba como solo ellas saben esperar, y al reconocerse se emocionan, y tal vez como era de noche, y de noche todo brilla, ninguno pudo notar las lágrimas del otro, lágrimas de cocodrilo.


Música: Lumbriga - Simplesmente Lumbriga.

1 comentario:

Silvana Vignale dijo...

se me ocurren cosas como: el poder sobre nosotros no lo tenemos, el poder lo ejercemos... tal vez eso es lo que falta comprender cuando hablamos de felicidad.
O: siempre escapar del estanque, estar siempre de tránsito, también con los otros.
O nunca volver.
saludos