lunes, agosto 25

El Mapa del Tesoro


Domingo canción de cuna vacía, bebé cansado de llorar, los mocos y las lagrimas se secan en su cara del hombre que será, postal del abandono que solo sabe repetirse.

Domingo angustia de durar tan poco, el sol se arrastra por los techos de las casas, el aire se enfría, el azul se ciela.

No hay pasado ni futuro, lo que pasó y lo que pasará está pasando todo junto, ahora mismo, ahora ya.

No vale mentir.

Había que quedarse quieto y como corre la urgencia de mis pies, me doblan uno. Pero insistí, aún así, sin percibir que el dolor es en sí un anuncio, un cartel, una advertencia, parece un no pero es un sí.

Hay que seguir el caminito.

Entonces cerraron los museos o les cortaron las escaleras y oscurecieron las personas con ignorancias y así nos fueron encausando ríos revueltos hasta que desembocamos en la noche, mar de ser dos que se encuentran y ese milagro de sonreír cada tanto con la boca y permanentemente con el alma.

Como en un mapa donde somos el tesoro, usted está aquí.

Había cuarenta risas en el cine pero es justo la de ella la que me hace bien, la que me alivia los dolores del mundo que dolemos. Guardarse la caricia, guardarse el beso, pero dejar que el corazón baile adentro, total nadie lo ve.

-. ¿Ya te dormiste? .-

-. No .-

-. ¿Ya te dormiste? .-

-. No .-

Ya dormiremos cuando dejemos de hacernos bien.


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Música: Lisandro Aristimuño – Lobofobia.

 Lisandro Aristimuño - Lobofobia

miércoles, agosto 13

pez en lata... pez martillo

A los seres de amor se los mata con desamor, nada más los puede. Caen heridos por la espalda, y su sonrisa luminosa solo se apaga entre caricias de confianza traicionada.
Los que logran sobrevivir se cierran como bichos bolita. Y así, rodando para cualquier parte, pierden el camino y se convierten en seres normales, comunes, esos que no saben para donde ir, ni por que.
Ese reflejo equivocado, ese destino invertido, priva al universo de la luz que finite su oscura eternidad y ponga un poco de entendimiento ante tanto comienzo inexplicable, presente incierto, futuro angustiosamente inconcebible.
Pero aún dentro de la lata, la Niña Pez conserva su rebeldía. Recuerda su vuelo, la profundidad del cielo, el mar desde arriba, chapuzón de ojos abiertos, el sabor del frío. Recuerda también el anzuelo, la red, sacudirse la agonía, el cuchillo del dolor, la muerte quieta oscuridad, lata cerrada al vacío.
Todos somos comida de otros, pero al menos podemos caer mal, calamar, volver al río. El agua es el abrigo.
Después, el amor juntará nuestros pedazos.
Vos seguí golpeando, nunca te rindas.

Nunca te rindas, niña pez… martillo.
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Música: Lisandro Aristimuño – Vos.

miércoles, agosto 6

La Niña Pez… espada


La Niña Pez crece y toma una serie de decisiones precipitadas, después solo se deja llevar por la corriente.

A la hermosa Niña Pez, canción del agua entre las piedras, la asustan tanto sus adentros, profundos e insondables, la aterra tanto estar al borde de caer en el abismo de si misma, que se deja llevar hacia la superficie, se deja atrapar, proteger, enseñar.

Y quien aprende luego enseña, es un círculo que nos chupa a todos hacia el mismo embudo, agua mansa, agua potable, agua en botellitas de plástico.

Hecha mujer solo suma encierros y por eso siempre vuelve a la frescura de la niña que fue, recién sacadita del río.

Lo que nadaba dentro cuando niña, nada aún con más fuerza cuando deja de serlo. Ella se duerme cada noche poniendo sus manos sobre su vientre, solo así se aquieta su interior. Ése interior que, atrapado por el anzuelo de la existencia, solo sabe sacudirse como si le faltara el aire que le falta.

De todos modos la Niña Pez busca, entre tanta mansedumbre, un alivio que calme el salvaje movimiento de entrañas que no saben resignarse, y su refugio es el pensamiento, la eterna pregunta, la palabra.

El pescador, vestido de enamorado, le festeja el refugio, le acaricia las libertades permitidas pero acorta la correa, y no hay poesía en marcar territorio. Mear el árbol será siempre mear el árbol, ritual elemental del hombre que encierra el canto, compra la montaña, cerca la playa. Cuando la sutileza no nace silvestre suele hacer ruido y dejar huella.

Pero eso no alcanza para escamar a nadie, los seres de amor aprendemos a querer hasta la jaula que nos retiene. Y defendemos lo que queremos.

Por eso, la fría distancia indiferente que atraviesa de una sola estocada el corazón, certera, dolorosa, mortal, es para mí… es para mí, niña pez… tu espada.

lunes, agosto 4

La Mujer del Alma Pegada al Cuerpo

Capitulo V


Respuestas


No, no estoy con otra. Todavía sos lo primero que veo cuando cierro los ojos y lo primero que cierro para abrirlos.

Sí, continúo combinando mal la ropa, a nadie le importan ya mis colores. Y si estoy todo de marrón es porque el barro hecho de tu tierra árida y mi última lluvia, combinan.

No, no estoy seguro de mi decisión. Ni de ésta decisión de sumarte un abandono más, una caricia menos, ni de aquella decisión de resignarnos, hundidos en ese lodazal de intentar a manotazos salvarnos del mundo, conseguir cierta libertad, cierta armonía, siempre provisorias, frágiles conquistas, nunca definitivas.

Sí, me arrepiento un poco, de no haberte juntado como a leña y encendido en mi fuego hecho de cuerpo, y llevado a otro país de alegrías, extensas playas y suaves orillas, así como tu cuerpo. De no haber podido dejar atrás todo el pasado en que vivíamos, y poder hacer un presente lleno de sana amnesia e inocente futuro, me arrepiento un poco, sí.

No, no he perdido la esperanza. Mi esperanza es idiota, necia, absurda, irritante y además, sabe volver sola a casa. Te busca por la calle entre la gente, y debo mirar al suelo para no hacerte aparecer. Te espera en mi cama cada noche, como si eso fuera de alguna manera posible. Mi esperanza es aquella parte de mí que no entiende nada y que retiene toda mi fuerza, inútilmente.

Sí, extraño nuestros besos. Besos hechos de todos nuestros amores, incluso los futuros y algunos otros, de otros, los más maravillosos. Besos hechos de perfectas síntesis de todo lo que querríamos haber podido decir y no supimos como. Besos hechos de deshacer hechos, palabras, silencios, circunstancias, entorno. Los extraño como se extraña saber de dónde venimos, quienes somos, los extraño como se extraña saber, tener respuestas.

¡Y basta! Ya deja de soltar en la noche tus preguntas palomas negras que vuelan hasta mi ventana y me arrancan los ojos y los sueños. Estoy cansado, necesito paz, otra paz, una que no nazca de tu piel y duela a guerra.

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Música: Vanessa da Mata & Ben Harper – Boa Sorte (Good Luck).