miércoles, junio 21

80 Días en un Mundo dado Vuelta Capitulo V

80 Días en un Mundo dado Vuelta

por Pau Candi

Capitulo V: Preguntas

Desde que tengo memoria de tener conciencia, cada noche me acuesto, pongo mis manos bajo la nuca, miro el techo y me pregunto:

¿Qué estoy haciendo?

¿Esto es vivir?

¿Que se supone que debería hacer, cómo?

Nenita, cuando estaba con vos no me preguntaba nada, no porque hubiese encontrado las respuestas, no. Estaba demasiado ocupado en mirarte, a vos que eras cada día más nueva, cada día más hermosa, que cambiabas a cada segundo, y el descubrimiento de vos prometía perpetuarse. Cuando llegaba la noche con su oscuridad de parpados cerrados, con su suavidad de sábanas viejas, yo no me preguntaba, demasiado ocupado en acariciarte estaba yo como para preguntarme nada. Me ocupaba de vos, de hacerte dormir, dibujaba el contorno de tu cara con la yema de mis dedos, tocándote casi sin tocarte, así de suave.
No me preguntaba por que Dios, aunque no exista, permitiría tanta injusticia, tanto dolor, tanta violencia en este mundo. No me preguntaba por que la muerte, si no es un fin, se parece tanto. No me preguntaba por que la vejez es tan cruel, y uno no puede elegir cuando terminar de vivir, sin que se le deshaga el cuerpo... No me preguntaba porque los extraterrestres, que existen, que deben existir, no se dejan de revolotear con sus naves que apenas se ven, y bajan de una buena vez y dicen Hola. No me preguntaba nada, ni siquiera por que el hombre es así, tan despreciativo de la vida.
No me dormía imaginando un mundo ideal, un amor ideal, un yo ideal, sin tantos defectos, con tan poco tiempo, los relojes corriendo la vida escapándose de ellos, y nosotros sufriendo ese pasar por estar todos enfermos de esperanza y profunda soledad, de esa que no se va que siempre está dentro de uno... no me preocupaba si mañana despertaba otro, o en otro lugar, despertaba perro o río, o no había para mí mañana...

Las cosas que me dolían, no me dolían... el dolor también puede distraerse, y yo estaba distraído mirándote mientras dormías, tus ojos se mueven aún cerrados, respirás como un león cansado, tu mano que atrapaba mi mano a veces la aprieta un poco, la suelta, la vuelve a apretar, espantás mis caricias como a bichos, hablás casi sin abrir la boca, casi sin emitir sonidos, decís algo repetido que no se entiende, como se dicen las cosas importantes, incomprensiblemente y varias veces...

No me preocupaba yo por lo que iba a hacer mañana, ni como, ni para que, estaba ocupado en ver más allá de lo visible, aprender por que tenías esa carita, que me estabas diciendo con esa nariz rara, que me estabas diciendo con esas orejas con vueltitas, con ese pelo siempre limpio y de color dorado, que me decía la forma de tu boca, tus ojos cerrados, tus dientes que se aprietan, tus manos que se agarran y sueltan, yo me ocupaba de vos, de saberte, abrigarte, adorarte, cuidarte, mimarte... amarte, como a un mundo. Y eso me daba paz...

...sacaba lenta y delicadamente tu abrazo de mí, para poder salir al frío del balcón, mirar la ciudad y quedarme ahí en silencio, hasta que vuelvan las preguntas:

¿Qué estoy haciendo?

¿Esto es amar?

¿Qué se supone que debería hacer para que no se muera este amor como los otros, cómo?
.



Música: Soundtrack: Eternal Sunshine Of The Spotless Mind – Theme.

1 comentario:

Verónica Gámez dijo...

"qué efecto tendrá
toda esta desolación a solas
sobre quien uno ama?
se sentirá?
Se cruzará algún pajarito triste
por tus ojos a esta hora?
Ojalá que no.
Además
Todos los pajaritos tristes
se han amontonado en mi pieza
esta noche."