viernes, enero 12

Nenita


Como si la omisión de un apelativo fuera a interrumpir mis ganas de jugar… yo ya rellené un vocativo apenas distinguí tu espalda sin rostro. Ya me habían dicho dónde y cuándo ibas a venir. Yo misma me fui dejando pistas para encontrarlas más adelante, como me enseñó Indira. Porque cuando salto desde el borde de mi abismo, si dejo de creer, caigo. Si confío, vuelo, floto, planeo y veo. Si confiamos juntos, ganamos, y pasamos a otro nivel. Pero el chiste del juego es que cuando yo te descubro desde la cima de mi solitaria torre abisal en la cima de tu solitaria torre abisal tengo que creer que me viste, y vos tenés que creer lo mismo, si no, no vale. Entonces yo te lanzo mensajes que no llegan nunca tal como los envío, porque el vacío está lleno de redes invisibles que atrapan las palabras y las dan vuelta. Y lo bueno es que acá no es como en otros juegos en los que te podés pasar los trucos para pasar de nivel, porque en este juego para cada jugador hay una configuración única, pero sólo se puede jugar en red. El objetivo es descubrir cuál es el jugador real que está jugando con vos, porque aparecen muchos jugadores en red, pero la mayoría son virtuales. Pero de todas las interacciones te llegan mensajes que vos mismo tenés que ir descifrando, y para eso tenés que conocer bien cuáles son las interferencias que rodean tu propia torre… porque cuando lográs limpiar el mensaje que te envían vas sacando la clave que sirve para abrir la torre y poder salir a volar. Esta vez, mi habilidad no va a ser interpretar tus mensajes, sino lanzar los mensajes con la configuración justa para que puedan atravesar las redes que van a querer atraparlos, para que al llegar dados vuelta por tus interferencias lleguen como hace falta que lleguen.
Flor Quasar.

Música: Gustavo Cerati - Especie.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

...y vos no escribís más? le delegaste el blog a esta...?

Anónimo dijo...

No te preocupes, Lucila, Flor, Vera, Fernanda, Franci, Ceci, yo no existo, soy sólo un personaje imaginario, no tengo existencia real ni material, vivo en la imaginación de quienes alguna vez creyeron verme. No tengo cuerpo, soy intangible, invisible, inaudible, pero no por eso imperceptible, ni muda, ni ciega, y tengo muy buen olfato aunque carezca de nariz. Y qué más da que tenga o no pies o cabeza. Si ya fui concebida, en vientre o en mente, ya pude ser alguna vez, ya afecté inexorablemente a quien creyó percatarse de mi esencia. Ya fui aleteo de mariposa, ya produje huracanes remotos... mágicamente remotos.

Flor Quasar - Música: Marc Lanegan - Come to me.

Anónimo dijo...

...me suena mucho más tangible de lo que presume...

Pau, no te caigas dos veces al mismo pozo!