domingo, abril 23

80m Días en un Mundo dado Vuelta

A continuación, un nuevo capitulo de 80 Días en un Mundo dado vuelta. Si no leyó el primer capitulo, hágalo, está abajo a continuación.


80 Días en un Mundo dado Vuelta

por Pau Candi

Capitulo II: Ella


El desavisado trabajaba en una radio por aquellos días, un buen proyecto artístico comandado por gente mezquina, pusilánime, ignorante y hasta de dudosa sanidad mental. Hacía un mes aproximadamente, por problemas internos de lucha de egos entre los socios, la radio se había quedado sin director, de ningún tipo, estaba totalmente acéfala. Y yo que había entrado como operador, estaba haciendo eso y además producción, dirección, musicalización, edición de spots y programas, mis propios programas diarios y hasta atender el teléfono! Y todo eso, por medio peso.
Aquel Otoño el sol brillaba más de lo habitual y el cielo alcanzaba un color extremadamente azul. Llegué a la radio y no había nadie, eso era agradable, abrí todas las ventanas para que entrara el solcito y el calor y el aire por dios. Después tranquilamente me senté al frente de la computadora madre y programé la música de la tarde hasta la hora del programa de los italianos... uuuuhhh, Insieme se llamaba, iba de seis a siete, siete y algo y era un desastre. Lo hacían dos personas simpatiquísimas, un psicólogo con aquel viejo estilo de conducción mediadora y la mujer del director del Instituto Italiano de Cultura de Córdoba, así todo en mayúscula. Llegaban siempre tarde, se olvidaban la música, traían demasiados invitados, pero bueno, era un programa pago y debía salir lo mejor posible. Así que me relajé, puse una selección de música tranquila y fina, un poco de bossa, algo de Lhasa, de Drexler, me pedí un café y los esperé sin ansias mientras preparaba mi programa de jazz, que iba a la medianoche.
Cuando sonó el portero dí un salto, hacía un año que trabajaba en esa radio y nunca me acostumbraría al chirrido desagradable y estruendoso del maldito timbre. Era la italianada toda que llegaba haciendo honor a sus tradiciones: hablando todos juntos al mismo tiempo y en voz alta, los inventores de la civilización, a los gritos como en el Coliseo. Se acababa mi paz, y yo me empezaba a preocupar por detalles que nadie valorizaba... como que el programa saliera a la hora justa, que hubiese papel en el baño y que las personas hablaran cerca de alguno de los tres micrófonos de la mesa, tan absurdamente direccionales.
Eran como diez personas y claro, no había lugar para todos... acomodándose alrededor de la mesa parecían chicos jugando al juego de la silla, ese que te van sacando las sillas y das vueltas hasta que se corta la música y te tenés que sentar... siempre queda alguien parado y pierde... en este caso era una chica rubiecita de ojos brillantes que miraba para todos lados con timidez... yo entré como un rayo al estudio y con cierto fastidio repetí lo de cada Lunes: -. Acuérdense de hablar cerca de los micrófonos y bien de frente, Raúl, haceme señas cuando vaya el tema y por favor que los bloques de diálogos no duren más de 15 minutos .- y salí, volví a la cabina y mandé la cortina del programa con el retorno bien alto para que se dieran cuenta que el programa estaba empezando y tenían que hacer silencio. Raúl saludó, también Rita, la chica de ojos brillantes seguía parada, busqué un banquito y se lo llevé, entré sin hacer ruido por la puerta de atrás del estudio y con una seña y una sonrisa le mostré que era para ella, para que se siente, ella agradeció con la mirada brillante y yo salí todo lleno de ese brillo y me senté en la cabina. Parecía una propaganda de jabón en polvo tanto brillo, claro que solo yo lo veía: ¡Señora: Lave su ropa con “Ojitos Brillosos” el único jabón en polvo que le limpia hasta el alma!
Después durante el programa nos mirabamos y me llamó la atención la forma de vestirse, ahora que la ropa indica muchas veces lo que escuchas, ella tenía aspecto de coincidir conmigo en gustos musicales. Allí me enteré de que eran italianos, la chica de ojitos brillantes y los otros invitados, que estaban haciendo una serie de pasantías... todos se presentaron y como era común en Insieme, hablaron en su lengua. Al final habló ella todo muy rapidito, muy tímida, dijo algo así como: -. Ciao sono Alessandra, baraburabarabura baraba... así como hablan los tanos con ese acento como cantando la tarantela. Cuando terminó de presentarse le preguntaron algo más y contestó, se agarraba las manos de los nervios y para ese entonces el estudio estaba todo brillante y caía como una nieve, como papel picado color plateado... yo estaba fascinado, no podía dejar de sonreír. El programa fue llegando a su fin y yo no sabía como hacer para quedarme con algún dato de ella, para volver a verla. En ese entonces tocaba como Dj en una fiesta vintage los Domingos, tenía unos flyers y se los pasé, los invité a todos... también intercambié teléfonos celulares con Stefano, un napolitano con cara de malandro seductor de novelas de la RAI, solo para llegar a ella en segunda instancia. Se fueron, dejaron un silencio sepulcral y sensaciones encontradas, los acompañé hasta la puerta, ella no se dio vuelta para mirarme por ultima vez, no sería la ultima. Volví al estudio, acomodé las sillas, la mesa, y me puse a barrer el papel picado plateado, sacar la nieve en una pala, opacar un poco el brillo, para que nadie se diera cuenta.


Música: Pharrell Williams - Maybe (Remix)

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